En un contexto en el que cada vez más el bolsillo aprieta, con un 51,6% de inflación desde que asumió el Gobierno, nueve de cada 10 argentinos cambiaron la forma en que hacen sus compras. Por la pérdida de poder adquisitivo, dejan de consumir productos y hay boom de segundas y terceras marcas.
Lo que llama la atención tanto al supermercadismo como a los especialistas es que los principales cambios de hábito se dan en alimentos, los últimos consumos que la población resigna. Interpretan que este comportamiento se enmarca en los fuertes aumentos de la categoría, que, si bien en los últimos días tuvo una desaceleración, entre marzo de 2023 y 2024, registró un incremento interanual del 314,1%, por encima de la suba general de precios registrada en el periodo (287,9%).
Por caso, según el Indec, el precio del arroz blanco se multiplicó por 9 en un año: en marzo de 2023, el kilo se conseguía a $ 242,5, mientras que hoy cuesta $ 2.445. En tanto, la lechuga, el tomate y la cebolla fueron las tres verduras que más aumentaron el mes pasado con respecto a febrero, con alzas mensuales de hasta el 66,7%.
Los huevos de gallina y los lácteos también se encuentran entre los que más subieron el mes pasado. Mientras que la docena de huevos costaba $ 1.993 en febrero, en marzo llegó a $ 2.407 (21% de incremento). En los lácteos, se destacan subas en el queso sardo (20,4%); la leche en sachet (18,8%); el dulce de leche (17,9%); el queso pategrás (17,7%); la manteca (15,3%) y el queso cremoso (14,4%).
“Se dejaron de comprar artículos por su precio excesivo. Lácteos e higiene y cuidado personal son los más castigados, algo que se repite en todas las crisis. No hay demasiadas diferencias entre niveles socioeconómicos en el abandono, pero sí en las promociones, que tienen mayor incidencia en los estratos alto y medio”, apuntó Juana Merlo, fundadora de ShopApp.
En ese sentido, los descuentos toman relevancia y son un driver de atracción, especialmente, hacia las grandes cadenas. El 2×1 es el favorito, ya que es el más eficiente en términos de ahorro. “Se busca abaratar lo más posible la compra”, señaló la especialista.
“El hábito se repite ante la pérdida de poder adquisitivo. La gente se va de las primeras marcas o las compra solo en oferta. Si las condiciones mejoran, regresan. Pero siempre queda un residual negativo. Perciben que otras pueden satisfacer sus necesidades”, analizó Osvaldo del Río, director de Scentia.
De acuerdo a un relevamiento de Nielsen IQ, al administrar sus gastos, el 29% de los compradores elige el producto de menor precio entre sus opciones preferidas, fenómeno que para la consultora se observa desde la pandemia, cuando la Argentina ya encabezaba el ranking regional de mayor consumo de marcas blancas.
Los datos de ShopApp demuestran que seis de cada 10 migró a segundas marcas y las propias de los supermercados. “Almacén, limpieza, higiene y cuidado personal son las categorías con más cambios. Los más propensos a probarlas son los jóvenes y el 52% asume que son mejores que las anteriores y las adopta como definitivas”, explicó Merlo.
En una de las cadenas líderes de súper, coincidieron en que bajó el consumo en bebidas, limpieza, papeles higiénicos, atún y lácteos. En otra, hicieron referencia a que el gap de precios determina la migración y que en algunos rubros ni siquiera se consumen las segundas y terceras marcas, sino directamente las propias de los súper. Congelados, prefritos, cervezas y bebidas con alcohol son los más restringidos, enumeraron.
Crecen las marcas propias de supermercados
La mayor variedad de marcas propias que ofrecen los súper para dar respuesta a la creciente demanda se traduce en más ventas. Es el caso de Delicious y St Wendeler de DIA, Ciudad del Lago y TopHouse de Coto, Cuisine & Co de Cencosud y Great Value de ChangoMâs, entre otras. El nivel de desarrollo de marcas blancas en la Argentina es tres veces mayor que el promedio de América Latina, según Nielsen IQ.
Este surtido de etiquetas propias ya representa más del 15% de la facturación de los retailers, cuando hasta hace cinco años la participación no llegaba a los dos dígitos. Como estrategia comercial, las grandes superficies amplían la presencia en las góndolas de estas opciones en promedio un 25% más baratas que las primeras marcas. Con nuevas propuestas y lanzamientos a partir del trabajo junto a proveedores, ponen foco en la ecuación precio-calidad para ser atractivos.