En la Casa Rosada aseguran que “los fondos necesarios ya se mandaron” y que hay un diálogo constante entre la cúpula del Gobierno, el vicerrector de la UBA y las autoridades de las universidades nacionales.
Tras la masiva marcha universitaria en defensa de la educación pública y en reclamo de presupuesto, el Gobierno sostiene que fue una “protesta política” e insiste con la auditoría de las cuentas. Según pudo saber TN, el Ejecutivo busca quitarle entidad a la movilización y apunta a polarizar contra los dirigentes políticos que se sumaron a la iniciativa estudiantil.
Se trata del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, el exministro de Economía Sergio Massa, el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, el senador de la UCR Martín Lousteau, el líder del Frente Patria Grande, Juan Grabois, la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos corrientes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
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En la Casa Rosada mantienen la idea de que no se desfinanciará a la educación pública y que “la idea es que sigan funcionando con los fondos necesarios”. Hay un diálogo constante entre la cúpula del Gobierno, Yacobitti y las autoridades de las universidades nacionales.
“Creemos que la negociación está saldada y tenemos la intención de que se calme. Entendemos igualmente que cada uno tiene que satisfacer a los que representa y que por eso marchan. Los fondos ya los mandamos”, expresó a TN un funcionario.
En la Casa Rosada argumentan que “el desfinanciamiento de la universidad pública comenzó en 2022″ y sostienen que con el aumento actual “se vuelve a los parámetros de ese año” respecto al incremento del 140% sobre los US$128 millones.
Es por eso que el Gobierno continuará presionando con la auditoría de las cuentas de las universidades públicas mediante la Auditoría General de la Nación. “La AGN tendría que haber auditado esos números previamente, pero por alguna razón no lo hizo”, expresaron a TN desde el Ejecutivo 50.
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El oficialismo además cree que la marcha beneficia la imagen de Javier Milei y apunta a polarizar con un sector del radicalismo y las columnas de Unión por la Patria que asistieron. Quieren evitar confrontar con los jóvenes.
Para contener la macha, el Gobierno planificó un comando unificado de seguridad liderado por la Policía Federal Argentina (PFA). Se encargaron junto a Casa Militar de la protección interna y de las inmediaciones de la Casa Rosada. La Gendarmería estuvo en los cordones de contención de la manifestación junto a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.