Algunos analistas describen que Irán libra una doble guerra: fuera de sus fronteras, el enemigo es Israel; dentro del país, el combate se libra contra las mujeres. El régimen de los ayatollahs continúa con arrestos arbitrarios, violencia y control estricto del código de vestimenta femenino, aprovechando para intensificar la represión interna contra la disidencia.
Bajo el nombre de Operación Luz, la Policía de la Moral busca hacer cumplir el uso del velo islámico, independientemente de las propias creencias. La popular activista iraní Masih Alinejad advierte en sus redes sobre el aumento de la represión. Iran Human Rights (CHRI) volvió a pedir a la comunidad internacional una respuesta firme ante lo que considera un apartheid de género.
La semana pasada, un tribunal sumó un año más de prisión para Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz 2023, por “propaganda contra el sistema”. Es la sexta sentencia que recibe desde 2021 esta activista. Entre sus fundamentos se incluyen sus palabras sobre la señora Dina Qalibaf (una joven arrestada por no llevar el velo), su carta sobre el boicot a las elecciones parlamentarias de marzo pasado y la carta a los Parlamentos de Suecia y Noruega. Encarcelada en la prisión de Evin, en Teherán, lleva ya 13 años y tres meses de prisión y 154 latigazos, entre otros castigos. No obstante, sigue denunciando que los iraníes convirtieron las calles en un “campo de batalla contra las mujeres”.
En diciembre pasado, Mohammadi reclamó mayor acción e hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional para poner fin al apartheid de género en Irán y Afganistán. Su clamor, que es el de muchas de sus compatriotas, debe ser atendido.
LA NACION