Todos los deportes representan una pasión de multitudes. El fútbol, sobre todo, es el más seguido en el mundo. Lógicamente, es el primero, pero no monopólico. El tenis es otro de los populares. Más aun en Wimbledon, allí donde comenzó todo. El magnetismo del césped, el regreso a las fuentes, el blanco dominante… Es la cuna de la tradición. La cortesía, la caballerosidad. Y a veces el fútbol lo supera todo. La pasión por el juego, en tiempos de la Eurocopa, puede transformar lo cotidiano, lo ajeno.
Mientras transcurría el encuentro entre Novak Djokovic (2º del ranking de ATP) y Alexei Popyrin (47º), la selección de fútbol de Inglaterra se clasificó para una semifinal de la Eurocopa al vencer por penales a Suiza. Horas más tarde, se supo que Países Bajos será su adversario.
Esa situación tuvo plena repercusión en la cancha central del All England Lawn Tennis and Croquet Club. De repente, cuando durante el sexto game del segundo set (30-30 con ventaja del serbio de 4-1 en el parcial), el estadio entero festejó como si hubiese tirado una pelota imposible y ganado un punto el crack serbio. No se trató de lo que pasaba en esa cancha, en Londres. Era en otra, en el Düsseldorf Arena, de Alemania. Se trataba de la Eurocopa, que Inglaterra nunca conquistó.
El 5 a 3 en la serie de remate, luego del 1 a 1 en el tiempo regular, fue un auténtico desahogo. Hasta se derramaron varias cervezas en la celebración. Como para darle cierto divertimento a lo sucedido, los protagonistas del encuentro de la tercera rueda se sumaron a la fiesta y efectuaron una mímica, como si estuviesen jugando al fútbol. Djokovic pateó una pelota, como si se tratara de un zurdazo (es fanático del fútbol), y Popyrin ensayó atajar el balón.
Nole remontó el desarrollo contra el australiano para acceder a los octavos de final. El siete veces campeón del tercer torneo de Grand Slam de la temporada superó otro examen en Londres, donde cedió el primer set pero terminó venciendo con autoridad, por 4-6, 6-3, 6-4 y 7-6 (7-3). Djokovic se medirá con el danés Holger Rune. Pero entre tanto tenis hubo más de fútbol.
Por ejemplo, con el alemán Alexander Zverev, que tras su victoria frente al británico Cameron Norrie se permitió una humorada al observar que en el público del All England estaba presente el entrenador español Josep Guardiola. “Cuando te vi en la tribuna me puse nervioso. Sos una leyenda y es un privilegio jugar frente a vos”, dijo el reciente finalista de Roland Garros y 4º del ranking al detectar a Pep, exitoso DT de Manchester City con pasado en Barcelona y en Bayern.
Zverev, que es simpatizante del equipo bávaro, aprovechó la ocasión para recordarle a Guardiola que el club de sus amores “está buscando entrenador” y remató: “Cuando te canses del fútbol, podés entrenarme a mí”. Guardiola celebró la humorada del alemán aplaudida por el público tras la victoria por 6-4, 6-4 y 7-6 (17-15) en un partido en el que el vencedor registró 15 aces, 52 tiros ganadores y 90% de éxito en los puntos jugados con su primer servicio.
Más referencias futbolísticas en Wimbledon. Emma Raducanu, la chica que es esperanza del tenis británico (campeona del Abierto de Estados Unidos de 2021) y sostendrá un octavo de final contra la australiana Lulu Sun este domingo, anduvo por el predio con su simpatía y una camiseta de la selección de Inglaterra. No jugó este sábado, pero seguramente no habría tenido problemas reglamentarios: la prenda era mayormente blanca, a tono con lo que exige Wimbledon a sus participantes.
De todos modos, la tenista de 21 años no jugó el partido de dobles mixto que iba a protagonizar junto a Andy Murray y entonces llegó a su fin la carrera del escocés en Wimbledon. Además Murray, campeón del torneo individual en 2013 y 2016, perdió junto a su hermano Jamie en dobles, y la organización decidió rendirle honores luego del encuentro.
El homenaje incluyó un video que recordó los mejores momentos de la carrera de Murray, con declaraciones de Roger Federer, Rafael Nadal, Serena Williams y Djokovic. El serbio, además, después de su triunfo con ensayo futbolero, estuvo presente en el estadio junto a otras leyendas, como Martina Navratilova y John McEnroe, para despedir a Murray, el único británico que se impuso en la Catedral desde 1936.
Eso no fue todo. Hubo más fútbol en otro ámbito masivo, en un sábado a pura pelota número 5: la Fórmula 1. En la prueba de clasificación del Gran Premio de Gran Bretaña, los ingleses George Russell y Lewis Hamilton consiguieron un 1-2 para Mercedes en Silverstone. Ambos pilotos disfrutaron de la emocionante definición por penales contra Suiza con miles de aficionados en el autódromo. Sentados en la tarima de un escenario, Hamilton y Russel miraron la resolución en una pantalla gigante y festejaron el pase del equipo de los tres leones a una semifinal de la Eurocopa, ante el rugido de los hinchas que estaban detrás.
Para los ingleses, toda la felicidad quedó en casa. En varias casas: Wimbledon, Silverstone y hasta la de ocasión, la de Düsseldorf.
LA NACION