Nicolás Gadano: Para privatizar las empresas del Estado tiene que haber interesados, y no es el caso hoy

-Yendo de lo particular a lo general, el Presupuesto prevé que el tipo de cambio en 2025 siga el ritmo de la inflación, sin menciones al levantamiento del cepo. ¿Puede darse un escenario muy diferente en la realidad?

-Las proyecciones del proyecto de Presupuesto lucen optimistas aunque consistentes con la estrategia del Gobierno que ha mostrado en la segunda mitad del año. El Gobierno piensa que se puede ir bajando el ritmo al que suben los precios a niveles cada vez más bajos y sostener así el tipo de cambio real pese a los síntomas de apreciación cambiaria ya muy marcados. Entonces no se menciona si se levantará el cepo, lo cual es un problema porque el objetivo de removerlo debería estar en el plan oficial. Obviamente no pueden decir cuándo van a hacerlo…

-¿Hay dólares para crecer al 5% en 2025 como dice el Gobierno?

-Genera dudas la proyección oficial de las importaciones. Para el crecimiento del PBI de 5%, y una Argentina cara en dólares con muchos incentivos para importar dado el tipo de cambio atrasado, la estimación oficial de las importaciones nos parece bajo.

-Es así y resulta un tema muy delicado. Cada vez que el Gobierno anuncia el resultado fiscal estamos viendo el llamado ‘base caja’, donde se miden solo los intereses pagados. Pero el grueso del costo de la deuda en pesos no queda registrado o imputado en ese resultado porque no se paga sino que se capitaliza, o se ajusta vía CER o se coloca deuda con cero cupón. Entonces no hay cupones efectivamente pagados como marca el anuncio del resultado fiscal base caja, pero la deuda se incrementa por esto que explico y ese es el costo de la deuda. En el Presupuesto 2025 el peso de los intereses cae pese a tener una deuda más grande y cupones en ascenso de la deuda en dólares. La cuenta de intereses aparece subestimada y lo que es en el Presupuesto un pequeño superávit financiero en verdad es un déficit financiero si midiéramos bien el impacta sobre la deuda. Por lo tanto el esfuerzo fiscal para encarrilar las cuentas debería ser aún mayo.

-¿Qué perlitas o sorpresas vio en el Presupuesto?

-Un tema que al Gobierno le suele dar importancia y lo puso en el artículo 1 es la regla fiscal que dice que si no hay recursos se ajustará el gasto por la parte más discrecional. El valor de una regla así en la Argentina es bajo porque en otro artículo 23 del mismo Presupuesto se suspenden reglas fiscales previas como constituir un fondo anticíclico, límites al crecimiento del gasto y entonces aparece como una de esas clásicas cosas donde la Argentina borra normas anteriores y dice que esta nueva la va a cumplir. Hemos incumplido tantas promesas que deberá construir credibilidad sobre los hechos. Y el verdadero valor de la cuestión fiscal en todo esto es qué mostró el Gobierno en 2024 y que seguirá insistiendo en ello en 2025.

-¿Qué valor asigna a este Presupuesto? Argentina no aprueba uno desde 2022.

-Es importante que el Gobierno lo haya armado, presentado en fecha y que se discutan cambios en la composición del gasto pero respetando el resultado fiscal superavitario, salvando estas cuestión de los intereses. El Ejecutivo no puede pretender que el Parlamente firme exactamente lo que envió.

-El Gobierno habla de privatizar. ¿Pero cómo invierte una empresa o piensa en recuperar una inversión si su proyección de los supuestos macro son diferentes a los del Gobierno o faltan precisiones?

-En la Ley Bases hubo restricciones a las privatizaciones. La ley pedía facultades muy amplias para privatizar empresas y luego eso se fue achicando. Ahora si uno mira el portafolio de empresas se ve que hay problemáticas muy distintas. El proceso de reforma de las empresas estatales que el Gobierno inició, no necesariamente debe ser la privatización, porque tiene que haber alguien interesado en comprar y no es el caso en la Argentina hoy. Por lo tanto la privatización no es lo mejor si no hay compradores. Hay que pensar otra variantes como racionalizar las compañías para no pedir más plata el Tesoro. Puede pensarse en cierres, transferencias a las provincias como en el caso de YFRC. Entonces el abanico para volver a las empresas públicas más eficientes sin privatizar, es muy amplio. Incluso apostar a armar una economía más competitiva, resolver la macro, racionalizar las compañías y ver de venderlas más adelante a mejor precio. La estrategia de racionalización de las empresas públicas no se reduce solamente a la privatización.

-¿Ve en marcha una reforma del Estado o más bien una política para cerrar el déficit fiscal? ¿o ambas son iguales?

-El equilibrio fiscal y la Reforma del Estado deben ser consistentes, pero ambas son distintas. El primero debía ser atendido de manera urgente porque Argentina no tenía ni tiene acceso a financiamiento salvo el del Banco Central y ahí el Gobierno lo hizo bien. La reforma del Estado es otra cosa, es algo que podría hacer que el Gobierno gaste mejor, que el país oriente mejor las exportaciones, haya espacio para bajar impuestos, desregular sectores donde la inversión privada puede crecer, etc. La reforma del Estado puede hacer todo esto pero lleva mucho tiempo y las grandes reformas en los 90 se hicieron luego de la estabilización de la economía, luego de la puesta en marcha del plan de Convertibilidad. Las reformas del Estado y las estructurales necesita más tiempo y el equilibrio fiscal es una condición necesaria para que el proceso sea exitoso.

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