El presidente Javier Milei madura hace varios meses la idea de nombrar por decreto en la Corte Suprema a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla pero el terremoto que generó el caso de Edgardo Kueider en el Senado sumado a la falta de acuerdo con el peronismo dejó esa alternativa un poco más cerca de concretarse, lo que ya genera un clima de tensión en el seno del Poder Judicial.
La negociación en el Senado en torno a los pliegos del juez Lijo y del académico García Mansilla sigue trabada por el rechazo de Unión por la Patria -el bloque más numeroso- a prestar sus votos para aprobar el nombramiento del segundo. En tanto, el Gobierno dejó el asunto afuera del temario tentativo para las sesiones extraordinarias, que todavía no fueron convocadas oficialmente.
Toda esta situación encendió alarmas en el Poder Judicial, que sonaron fuerte durante el agasajo que le hicieron a Juan Carlos Maqueda, el juez de la Corte que su jubilaría a fin de mes y que Milei quiere reemplazar con García Mansilla.
«Nadie sabe qué va a decidir el Presidente, pero con este escenario y conociendo al Gobierno nadie descarta que pueda aparecer el decreto en cualquier momento», deslizó una fuente de los Tribunales a iProfesional. En la Casa Rosada dejan trascender que la decisión se tomaría en las próximas horas o días.
En el Senado, donde la bancada kirchnerista ya advirtió al gobierno de Milei que si nombra a los jueces de esa forma impulsará el rechazo liso y llano de los dos pliegos -lo que dejaría definitivamente afuera a Lijo y a García Mansilla- los opositores más dialoguistas comparten esa misma impresión y también se preparan para una fuerte discusión.
Javier Milei se acerca a una definición sobre el decreto para la Corte Suprema
En la Casa Rosada ven casi agotada la negociación que intentaron abrir en el Senado para aprobar los pliegos de Lijo y García Mansilla antes de que terminara el año. Fuentes oficialistas señalaron a iProfesional que no hay nada decidido todavía pero que las chances de que Milei recurra al decreto crecieron y que la definición «podría tomarse esta misma semana».
El kirchnerismo envió una señal a Milei al darle las firmas que le faltaban al pliego de Lijo para tener dictamen y pasar a ser votado en el recinto. Votarían al polémico juez federal, pero no a García Mansilla, a quien piden reemplazar por una mujer. Frente a eso, en el Gobierno ratificaron que quieren «los dos o ninguno», porque son los elegidos del Presidente.
A esto se suma que, mientras Lijo está nominado para ocupar la vacante que dejó Elena Highton de Nolasco en 2021, García Mansilla está destinado al lugar de Maqueda, cuyo último día en la Corte será el viernes 27 de diciembre, según confirmaron a iProfesional. Cumplirá la edad jubilatoria el domingo siguiente.
«La Corte con tres miembros no puede funcionar, para nosotros eso es impensable», afirman en los despachos más cercanos al del Presidente, en referencia a que a partir de ese día el máximo tribunal quedaría integrado solo por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Entre ellos no hay buen vínculo y están, además, en una posición incómoda frente al posible decreto.
Rosatti y Rosenkrantz aceptaron en 2016 ser nombrados por decreto del entonces presidente Mauricio Macri. La medida generó un escándalo que terminó por obligar al Gobierno a activar el trámite del Senado, donde finalmente fueron aprobados. No asumieron hasta que se cumplió ese paso. Lorenzetti, en tanto, es el impulsor de la candidatura de Lijo.
Tensión en la Justicia: ¿un nuevo frente de batalla para el Gobierno?
Los jueces de la Corte pueden ser nombrados por decreto por el Presidente cuando el Congreso está en receso. Son designados «en comisión» y duran en el cargo hasta el final del siguiente período ordinario de sesiones, durante el cual el Senado puede aprobarlos y dejarlos firmes en su puesto hasta los 75 años.
Pero el Poder Judicial podría ser un nuevo frente de batalla para Milei si toma este camino, según se pudo palpar en el agasajo que le organizaron a Maqueda hace pocos días, al cual asistieron Rosatti, Rosenkrantz, el propuesto García Mansilla y numerosos hombres y mujeres del ámbito judicial. El anfitrión fue el prestigioso jurista Ricardo Gil Lavedra, ex juez del Juicio a la Junta Militar.
La cuestión de la Corte Suprema y Milei fue un tema de conversación entre los asistentes. «Hay cierta ansiedad», comentaron a este medio. No obstante, el mensaje más contundente lo dio Gil Lavedra en su discurso. «Sería un error gravísimo nombrar jueces por decreto en comisión», afirmó, al tiempo que advirtió que «un juez provisorio jamás puede ser un juez independiente».
Entre el público hubo asentimientos con la cabeza. Los jueces del máximo tribunal escucharon atentamente, pero se cuidaron de no expresar nada. Maqueda, el agasajado, tenía que decir unas palabras de agradecimiento y de paso dejar también alguna reflexión. Dijo que ve «nubarrones en el horizonte» de la democracia a nivel mundial y agregó: «Temo por los poderes judiciales y los poderes legislativos».
Si bien intentó no ser muy directo, todos entendieron que su observación -en la que también habló de «límites difusos» entre «democracia y autocracia»- abarcaba también a la Argentina y la tensión que empieza crecer por la decisión de Milei frente a la Corte Suprema.
Mientras tanto, la organización internacional de derechos humanos Human Rights Watch advirtió días atrás que «al cumplirse un año de su gobierno, el presidente Milei debe demostrar que su gobierno respeta la independencia judicial siguiendo el proceso legislativo» para nombrar a los jueces de la Corte. Previamente había resaltado las numerosas objeciones a la nominación de Lijo.
El impacto de Edgardo Kueider en el Senado, el otro frente
El otro frente de batalla para Milei, claro está, es el Senado. A la falta de un entendimiento con la bancada peronista que le permitiera alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para nombrar jueces en la Corte se le sumó en la última semana el escándalo por la detención de Kueider en Paraguay, tras intentar pasar la frontera con u$s200.000 en efectivo sin declarar.
El senador del bloque Unidad Federal, surgido del Frente de Todos y aliado durante este año del oficialismo, está con arresto domiciliario en un lujoso complejo en Paraguay desde el pasado viernes y presentó un pedido de licencia. El kirchnerismo, en tanto, presiona para que el Senado vote el próximo jueves su remoción del cargo.
Todo esto generó un escollo adicional para el Gobierno en la Cámara alta porque de una forma o de otra perdería un voto para avanzar con los pliegos de los jueces de la Corte. Que le acepten la licencia a Kueider -que ya está impedido de volver al país, al menos por ahora- o que la oposición lo expulse no cambia la ecuación para el oficialismo.
De hecho, el entrerriano estaba decidido a votar a favor de la designación de Lijo cuando en el PRO y en la UCR hay posturas divididas frente al juez federal por la controversia en tono a su «idoneidad moral», un punto que le cuestionaron organizaciones y dirigentes de todo el arco político, salvo el peronismo/kirchnerismo, que rechaza más a Mansilla.
¿Qué harán Ariel Lijo y Manuel García Mansilla?
Por otro lado está la interna de la propia Corte y la posición de los nominados frente a la posibilidad de ser nombrados «en comisión». Hace varias semanas trasciende que Lijo no quiere entrar al máximo tribunal de esa forma. Debería renunciar a su juzgado y sabe que además el kirchnerismo impulsaría su rechazo y encontraría apoyo en los otros bloques fácilmente.
La postura de García Mansilla es una incógnita. Durante la audiencia en el Senado dijo que «visto el impacto que tuvo» el caso de Rosatti y Rosenkrantz, él «no hubiera aceptado» el nombramiento por decreto, pero también recordó que «la Constitución lo prevé». Habrá que ver si lo influyen las advertencias que escuchó en el agasajo a Maqueda.
En tanto, en la Corte Suprema, reina la desconfianza. Rosatti y Rosenrkantz se repartieron los turnos de la feria judicial para no dejar solo a Lorenzetti, sindicado como el impulsor del nombramiento de Lijo. La razón fue precisamente la posibilidad latente de que Milei firme un decreto y que el máximo tribunal, solo con el juez de turno, les tome juramento a Lijo y Mansilla.
De cualquier manera, el escenario que queda perfilado en el Senado para el fin de año dejó más cerca que nunca a Javier Milei de decidir, finalmente, nombrar a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla en la Corte Suprema por decreto e hizo crecer en las últimas horas la tensión en el ambiente judicial y parlamentario.