El analista político Lucas Romero aseguró que el presidente Javier Milei ha podido gobernar porque “el sistema le permitió avanzar” sin resistencia por los altos niveles de apoyo que mantiene en las encuestas. “Hay que preguntarse si el escándalo de la criptomoneda $Libra no produce un daño en el sostén del proceso político”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3)
Lucas Romero es analista político y director de Synopsis Consultora.
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Alejandro Gomel: ¿Cómo ves lo que viene pasando? ¿Hubo un impacto en la imagen del Gobierno?
Muchas cosas están ocurriendo a la par. Si esta entrevista estuviese ocurriendo el 10 de diciembre de 2023 y vos me preguntaras cuál es el principal interrogante frente al ciclo político que iniciaba, yo te hubiera respondido que el principal interrogante era saber cómo iba a hacer Milei para gobernar. Eso era porque, efectivamente, el proceso electoral había producido un resultado muy disfuncional para el sistema, porque había puesto a la cabeza del poder ejecutivo a un presidente que no tenía recursos políticos mínimos suficientes para poder tener márgenes decisionales mínimos para enfrentar un desafío económico tan complejo como el que se tenía que enfrentar.
Si uno repasa estos 14 o 15 meses de gobierno de Milei, uno mira este periodo a la luz de ese interrogante y, probablemente, en lo que uno tendría que concluir es que Milei ha podido gobernar porque se ha generado, de manera natural —con todos los actores del sistema favoreciendo situación— una suerte de gobernabilidad de excepción. Es decir, Milei ha podido gobernar porque, en buena medida, el sistema le permitió avanzar. Pongo un ejemplo muy concreto de esto: el decreto 7020/23.
Una de las primeras decisiones que toma este presidente fue un decreto que, si uno hiciera una encuesta anónima al 100% de los constitucionalistas en Argentina, probablemente dirían que ese decreto es inconstitucional por donde se lo mire. Sin embargo, ni el control legislativo del Congreso ni el control judicial del Poder Judicial funcionaron para obstruir esa decisión del Presidente. Ese es un ejemplo de múltiples hechos que pueden ayudarme a describir esta suerte de gobernabilidad de excepción.
En algún punto, esto termina con este último detalle, que es esta decisión del Presidente de designar —y cuando decimos «designar» estamos usando un eufemismo— de imponer por decreto a dos jueces de la Corte Suprema sin lograr el acuerdo del Senado, habiendo tenido tiempo y oportunidad para lograr ese acuerdo del Senado. Esos pliegos ingresaron hacia finales o principios del año pasado, en abril o mayo, y desde allí se ha venido discutiendo y no se ha logrado acuerdo para aprobar esas designaciones.
Además, este es un presidente que, por segundo año consecutivo, está gobernando sin presupuesto. Es decir, el Congreso, que tiene la facultad de determinar el presupuesto de la Administración Pública Nacional, no ha intervenido. Esto le permite al Presidente manejarse con extrema discrecionalidad presupuestaria.
Estamos viendo cosas muy extrañas que son las que nos permiten respondernos a aquella pregunta de cómo hace Milei para gobernar. Está pudiendo gobernar porque se ha generado una situación de gobernabilidad de excepción favorecida por el resto de los actores del sistema. Es el Congreso el que no le impone un presupuesto para que el Presidente lo vete y eventualmente el Congreso le insista. Es el Poder Judicial que no interviene en determinar que ciertos actos del Poder Ejecutivo están fuera del marco institucional.
Esta situación hay que tenerla presente en el análisis de la coyuntura porque este es un presidente que, en buena medida, ha podido hacer eso porque está mostrando en las encuestas niveles de apoyo social significativos. Esos niveles de apoyo significativo de buena parte de la gente que apoyó este cambio operan sobre el resto de los actores, los inhibe para que ejerzan algún tipo de resistencia política. Esa es la explicación de las condiciones de gobernabilidad de excepción que se han generado después de la victoria electoral de Milei en noviembre de 2023 y que le han permitido gobernar.
El escándalo Libra es la crisis política más profunda y más importante que le ha tocado enfrentar a este Gobierno porque toca tres planos estructurales de la autoridad presidencial: la honestidad, la credibilidad y la inteligencia de este presidente, y el Presidente no ha dado explicaciones mínimamente suficientes para quitarse responsabilidad sobre un asunto que resulta escandaloso, porque hubo una estafa de muchos millones de dólares.
Conecto esto porque no se sabe hasta qué punto el Presidente tomó esta decisión de designar por decreto a los jueces, tratando de cambiar un poco el eje de discusión del debate público después de aquel escándalo. Pero también conecto porque hay que preguntarse si ese escándalo no produce un daño en el sostén del proceso político hasta aquí, que es el apoyo social hacia Milei. Ahí es donde hay que prestar atención, porque si se empieza a producir algún cambio en el clima de opinión pública en esa materia, pudiera haber más resistencia política. Allí al Gobierno se le podría complicar bastante la cosa, porque empezaríamos a ver que esas condiciones de excepcionalidad en términos de gobernabilidad pudieran empezar a desaparecer.
Elizabeth Peger: No hay que olvidarse de esa palabrita de «excepcionalidad» que planteas. Un golpe te pega un poquito, otro golpe te pega un poquito más, y eso, en definitiva, empieza a hacer mella en la figura del presidente Javier Milei en un contexto electoral…
Milei pareciera a veces no entender por dónde le conviene ir para transmitirle al público la sensación de que lo que se discute en esta elección legislativa de medio término es si se le da continuidad o no a este proceso político. A la luz de proponer cambios que tienen poco consenso en materia de valores culturales, de valores sociales, lo que va a lograr es que la gente interprete que hay que ponerle límites y no apoyarlo.
Creo que el lado más conveniente para Milei hoy es el económico, porque en algún punto ese sostenimiento de los apoyos del que hablo se verifica porque hay un gobierno que está ofreciendo algo que, a la luz de la percepción pública, parecieran ser síntomas de que el proceso económico se está mejorando o estamos dejando atrás esa economía enferma que teníamos cuando este ciclo comenzó. A Milei le conviene abrazarse más con Luis Caputo y Bausili que con Laje y Nicolás Márquez.
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Sin embargo, el Presidente sigue cometiendo errores, como los cometió durante aquel ya famoso debate previo al balotaje del 12 de noviembre, al que yo vuelvo reiteradamente porque me parece que es una pequeña reducción en escala de lo que vimos durante todo este ciclo. Comete errores, se muestra ignorante muchas veces, es impreciso para expresar sus ideas y se muestra inestable. Todo eso que vimos en el debate lo seguimos viendo durante el proceso presidencial de Javier Milei y, aún así, sostiene niveles de apoyo en las encuestas. Entonces, ahí es donde uno dice que pareciera ser que el ancla del programa político de este Gobierno hoy está en sostener esos apoyos.
El escándalo lo podría afectar porque es muy peligroso porque reunió muchos de los errores que el Gobierno viene cometiendo: la irresponsabilidad del Presidente con la que se maneja en las redes, la liviandad con la que utiliza la palabra, la falta de conciencia que muestra de lo que representa la investidura presidencial y el proceso de toma de decisiones bastante singular y particular, por no decir alocado, de este Gobierno. Todo eso está condensado en ese escándalo. Además, hubo elementos que involucran la sospecha de responsabilidad subjetiva del Presidente, no objetiva, porque es muy difícil desprender al Presidente de esa responsabilidad porque el tuit se publicó, tuvo un timing muy particular.
Lamentablemente, nuestro estudio nacional de febrero terminó días antes del escándalo, con lo cual no tuvimos capacidad de abarcar el impacto. Internamente discutimos si salir a hacer un estudio excepcional para recoger un poco las repercusiones del escándalo, pero también interpretamos que era un escándalo que seguía sucediendo, que se fue agregando información, que necesitábamos que esa información esté procesada y metabolizada por la opinión pública para poder tener un indicador fiable de qué impacto tuvo. Entonces, decidimos esperar a que el tiempo pase, para que esto decante y ver cuánto de esto termina afectando la imagen del Presidente.
Ahí podremos tener un indicador peligroso en relación a ese interrogante tan medular de todo esto, que es cómo hace Milei para gobernar. En buena medida, eso está explicado porque es un presidente que ha venido sosteniendo niveles de apoyo. Veremos si esto puede iniciar un proceso de desgaste que le acote mucho más el margen de acción a un presidente que ha venido gozando de condiciones muy excepcionales que le han permitido, entre otras cosas, gobernar sin presupuesto y nombrar jueces de la Corte por decreto.
TV / Gi