Los expertos creen que este edificio no era una simple vivienda, sino un salón señorial vikingo, similar a los documentados en Dinamarca y Noruega. Esto sugiere que un líder influyente pudo haber residido allí, rodeado de vasallos y trabajadores.
Uno de los aspectos más fascinantes de este descubrimiento es que la excavación fue realizada con la participación de voluntarios locales. Bajo la dirección de arqueólogos profesionales de Grampus Heritage & Training Limited, más de 50 personas dedicaron semanas a excavar el sitio, removiendo cuidadosamente la tierra para exponer los restos de la estructura.
El proyecto fue financiado a través del programa Farming in Protected Landscapes, promovido por el gobierno británico para proteger el patrimonio rural. Esta iniciativa no solo permitió desenterrar un trozo de historia, sino que también involucró a la comunidad en la preservación de su pasado.
El hallazgo de High Tarns Farm ha reavivado un viejo debate en la arqueología británica: ¿por qué se han encontrado tan pocos edificios vikingos en Inglaterra?
Mientras que en Escandinavia se han descubierto grandes fortalezas y salones, en Gran Bretaña la mayoría de las evidencias vikingas provienen de tumbas, objetos y nombres de lugares, pero no de estructuras arquitectónicas.
Sin embargo, la influencia vikinga en Cumbria es innegable. La región conserva numerosos nombres de origen escandinavo, elementos en el dialecto local y una herencia cultural que ahora se ve respaldada por este impresionante hallazgo.