“En uno de los casos, el abuso fue en la cama mientras a su lado tenía abrazada a su hija. Resulta a mi entender una actitud perversa que inexorablemente debe ser reflejada en la pena”.
El juez Federico Marcelo Salvá habló de uno de los hechos más aberrantes que cometió Isidro Álvarez (63), el encargado de un edificio del barrio porteño de Núñez que el 26 de marzo pasado fue condenado a veinte años de prisión por abusar sexualmente de siete niñas menores de 12 años.
Salvá integra el Tribunal Oral Criminal y Correccional Nº 27 de la Ciudad de Buenos Aires y pidió que el imputado sea condenado a 25 años, una pena más alta de la que finalmente recibió.
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En los argumentos de la sentencia, que se dieron a conocer este semana, el magistrado habló de “perversidad demostrada” y recordó el estremecedor relato de una de las siete víctimas, probablemente el más impactante de todos.
La joven, que era amiga de la hija del acusado, señaló que, en ocasiones, Álvarez la encontraba en la puerta del edificio de la calle Cuba al 2900, y la llevaba a un cuarto del edificio que estaba junto a los ascensores. “Una vez dentro, cuando no había nadie cerca, realizaba los mismos actos: la besaba en el cuello con la lengua y con la boca abierta, y le tocaba el cuerpo y la cola por encima de la ropa”, indicó el juez en su voto.
La víctima contó que lograba salir de esa situación cuando Antonia, la esposa del encargado, llegaba a la casa después de haber salido a hacer algún mandado. En esos momentos, ella las llamaba para que fueran a jugar a otro lado, lo que ponía fin a los abusos.
En el juicio la joven aseguró que los abusos comenzaron cuando tenía 8 años y se prolongaron hasta los 11, momento en el que dejó de ocurrir porque dejó de ir a la casa de su amiga. Dijo que durante su infancia pensó erróneamente que ese tipo de comportamiento era una forma “normal” en la que Isidro Álvarez se relacionaba con las amigas de su hija.
Sobre el episodio en la cama, el juez señaló que el denunciado hacía que ella y su hija se acostaran una a cada lado de él. “Estando allí, metía su mano dentro de la ropa interior de la víctima. En algunas oportunidades, tales actos fueron interrumpidos por la pareja del denunciado, que al ver a su hija y su amiga en la cama con Isidro Álvarez las llamaba para que salieran de la habitación”.
El portero fue condenado por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser encargado de la guarda”. Está preso desde el 27 de octubre de 2023, luego de una investigación que llevó más de dos años.
Las víctimas son hijas de familiares, amigas de su propia hija y hasta menores que cuidaba su mujer. Al momento de los hechos tenían entre 7 y 12 años. Según la instrucción, muchos de los ataques ocurrieron en el interior del departamento que ocupaba Álvarez, pero también en el cuartito del edificio donde guardaba los elementos de trabajo y hasta en el ascensor.