La deuda de 20.000 millones de dólares contraída este viernes por el gobierno de Javier Milei es el acuerdo número 23 que el FMI ha firmado con la Argentina, el país con la tercera economía más grande de América Latina, después de Brasil y México.
Tanto gobiernos de facto como democráticos, con la excepción de las presidencias de Juan Domingo Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, recurrieron al Fondo Monetario Internacional para asistencia en los últimos 70 años, lo que ha convertido al país sudamericano en el mayor deudor del organismo (por delante de Ucrania) sin lograr estabilizar su economía.
Aquí algunas claves de una historia recurrente que este viernes inaugura un nuevo capítulo, a partir de un nuevo préstamo que amplía la deuda tomada en 2018, a partir del desembolso de 44.000 millones de dólares.
Breve historial de la deuda con el FMI
En 1958, apenas dos años después de sumarse al FMI, Argentina solicitó su primer préstamo durante la presidencia de Arturo Frondizi, para un programa de estabilización orientado a combatir la inflación. Desde ese entonces, hasta la presidencia de Néstor Kirchner, la deuda aumentó.
A pesar de las expectativas, los resultados del primer crédito no fueron los esperados y desde entonces Argentina encadenó acuerdos, primero para cubrir el déficit comercial y luego para refinanciar sus altos niveles de endeudamiento externo, explicó a la AFP Noemí Brenta, doctora en economía y autora de un libro sobre la historia de la deuda argentina.
En 2005 la gestión de Kirchner tomó el compromiso de acabar con la deuda externa y pagó los pasivos que tenía el país con el FMI. A partir de ese momento, Argentina atravesó un período de más de 10 años sin asumir nuevos compromisos con ese organismo internacional.
Sin embargo, con la llegada de Mauricio Macri al gobierno la política de desendeudamiento se vio interrumpida y en 2018 Argentina volvió al FMI con la toma del mayor crédito de la historia. En plena recesión y con el peso en caída durante la gestión liberal del macrismo, el organismo otorgó 57.000 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron 44.000 millones. Fue un préstamo imposible de devolver para Argentina, que tuvo que refinanciarlo en 2022 en la gestión de Alberto Fernández.
La pésima imagen del FMI
El 55% de los argentinos tiene una imagen «mala» o «muy mala» del Fondo Monetario Internacional, apenas el 23% tiene una imagen positiva, según la encuesta Espop de la Universidad de San Andrés.
Esta percepción está arraigada desde los años 1990, ligada a la política de «supervisión forzada» del FMI hacia las decisiones económicas de los países asistidos, recuerda Noemí Brenta.
La desconfianza se potenció desde la crisis de 2001, cuando el FMI interrumpió su ayuda provocando un colapso bancario, manifestaciones, saqueos, una represión que dejó 39 muertos y la renuncia del entonces presidente, Fernando de la Rúa.
Según Brenta las condiciones que acompañan los préstamos del FMI «siempre implican un ajuste, que recae sobre la clase media, sobre los pobres y sobre las industrias nacionales» y no ayudan a poner al país en una senda de crecimiento sostenible.
Autocríticas del FMI
Después de la crisis de 2001, la Oficina de Evaluación Internacional del FMI emitió una inusual autocrítica, afirmando que la experiencia argentina había revelado debilidades en el proceso de toma de decisiones del organismo.
Lo mismo ocurrió en 2018 con el préstamo récord: un informe interno del organismo de fines de 2021 concluyó que la estrategia y las condiciones del préstamo «no eran lo suficientemente sólidas para abordar los profundos problemas estructurales de Argentina».
La deuda en adelante
El presidente argentino Javier Milei sostiene que el préstamo aprobado este viernes servirá para «cancelar la deuda que el Tesoro tiene con el Banco Central», y reponer así sus escasas reservas.
Sin embargo, al mismo tiempo, Milei eliminó los controles cambiarios que desde 2019 limitan el acceso de los argentinos al dólar. El gobierno señala que es para atraer nuevas inversiones, pero existe el riesgo de que la medida termine favoreciendo la fuga de capitales y el desabastecimiento de dólares del BCRA.
Ante este escenario, la deuda sólo se incrementaría. El economista Martín Kalos de EpyCA señala que hasta ahora Argentina solo ha pagado los intereses del préstamo de 2018: «La cantidad que debe sigue siendo prácticamente la misma», en torno a 40.000 millones.
A esto se añadirán ahora los nuevos 20.000 millones, con lo que, Argentina «tiene muchos años por delante en los que tendrá que renegociar continuamente con el FMI. Y en esas renegociaciones, el FMI podrá imponer condiciones», señala Kalos.
¿Es Argentina serialmente insolvente?
En un país con una política polarizada, la respuesta a menudo depende de qué lado está el peronismo (centroizquierda) o la derecha liberal.
Para el historiador Felipe Pigna, Argentina tiene «un profundo problema de sustentabilidad de su modelo económico: un sector agroexportador importante, pero cuando intenta desarrollar su industria se topa con sus deficiencias, por ejemplo en materia de combustibles o insumos para la industria» que se pagan en dólares, de los cuales carece.
«Hay que modificar las condiciones productivas de la Argentina, pero ningún gobierno termina de hacerlo porque empieza a hacerlo un gobierno productivista y viene otro de signo contrario que paraliza esa evolución», señala Pigna.
LM/HB