En su nueva muestra, «El tiempo y lo visible», expone 15 de sus trabajos en los que cita a artistas relevantes que pintaron retratos o autorretratos
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Retrato de Ginevra de Benci, obra intervenida por Martìn La Rosa
Hace ya bastante tiempo que Martín La Rosa (Buenos Aires, 1972) dialoga con los grandes del arte. ¿Quiénes? entre ellos Leonardo, Rembrandt, Vermeer, Ghirlandaio. De allí la seducción que ejerce sobre el que mira estas obras emblemáticas, se las haya visto personalmente o en reproducciones.
Estas citas a los artistas que pintaron retratos o autorretratos son alteradas por perforaciones, espinas de acacia y otros elementos que modifican, en cierto modo, la obsesión del artista y hasta podríamos decir , temor reverencial por estas obras, por ejemplo, “La Novia Judía”, “Retrato de Ginevra de Benci”, “La dama del armiño”, entre otras.
Son varios los artistas que se han ocupado de Martín La Rosa, por ejemplo, Guillermo Roux que abordó su obra temprana: mesas con manteles blancos y sus pliegues, una manera de acercarse a la naturaleza muerta o al bodegón, sobre ellas, limones, frascos de vidrio, vasijas, flores, con vida propia así como retratos de seres que el artista pinta como él los ve, “sin atributos, en su silenciosa dignidad”.
Pedro Cano, pintor español, que se refirió a sus retratos como “escuetos, esenciales”. El crítico argentino Albino Diéguez Videla, señaló que sus superficies impecablemente organizadas, “describen un agudo lirismo y una extrema desolación”. Eduardo Stupía , en su doble carácter de artista y curador de la muestra “La Cita”, escribió que se trataría “de la pintura citando a la pintura”, una muestra que reveló a un La Rosa que osadamente se atrevió a los diálogos con los grandes nombrados al comienzo de la nota.
Pablo Gianera se refiere a los viajes del artista a New York para visitar el famoso “Autorretrato” de la Frick Collection de 1658 de su propio envejecimiento y también a la introducción de unas moscas caladas de un retrato de su juventud, es decir, los calados, según Gianera “son una especie de emblema de los estragos del tiempo”.
El artista había descubierto el mar y los bosques y para una muestra titulada “La suma de los días” en 2011 nos invitó a escribir un prólogo sobre ese paisaje al que llegó con paz mental. Apelamos entonces a un pensamiento chino: “Afuera, tomo a la naturaleza por maestro, adentro, sigo a mi propio corazón”.
Florencia Battiti, autora del prólogo introductorio a la muestra titulada “El tiempo y lo visible”, 15 obras relevantes, de esas que trascienden, que no se olvidan, que no pertenecen al metalenguaje de la banalidad, menciona algunas que han sido intervenidas con fuego, tierra y aire, un gesto del arte de todos los tiempos, el de antes, el de ahora y el de siempre , indispensable para nuestra existencia como los elementos de la naturaleza.
Clausura el 14 de junio. MUNTREF Museo de Artes Visuales. Valentín Gómez 4828 Sede Caseros. Lunes a sábados de 12 a 20. Entrada gratuita.