Por Romina Sarti
En un contexto donde los discursos hegemónicos sobre las corporalidades siguen operando como mecanismos de opresión y exclusión, el I Congreso Internacional de Estudios sobre Gordura. Desbordar la norma, engordar la academia, se presenta como un hecho político – académico de enorme relevancia. En este espacio confluirán activistas, investigadores, profesionales, personas gordas y demás interesados/as. La convocatoria a papers, gratuita y virtual, facilitará el acceso y la democratización del intercambio de experiencias y saberes, siendo una oportunidad enormemente significativa para el colectivo.
Conversamos con la Dra. Laura Contrera (UBA), activista gorda y miembro del comité organizador, para reflexionar sobre la importancia de un Congreso de estas características.
–¿Qué significa “engordar la academia” y por qué te parece importante disputar ese espacio desde una perspectiva gorda y antinormativa?
–Engordar la academia tiene, por lo menos, dos capas de significación. Por un lado, implica hacer que la perspectiva de las políticas gordas ingrese en el espacio académico y que ese ingreso sea no sólo como un saber testimonial, como un mero objeto de conocimiento, sino como ámbitos desde donde se producen saberes. Esta idea de engordar la academia, de usar este significante tan fuerte, es un procedimiento típico de los activismos: recuperar y revertir el poder injuriar de ciertas palabras y también salirnos de la denominación patologizante y medicalizada de la llamada “obesidad”. Por ello, me parece que era importante reforzar esos acuerdos que son tanto académicos como activistas, bajo un término que puede englobar esas miradas. Por otra parte, es una suerte de homenaje a Cat Pausé, que fue una académica importantísima dentro de los Estudios sobre Gordura o fat studies, pero también era una activista muy potente, una trabajadora incansable. En un artículo llamado Fattening Up Scholarship, escrito con Sonya Renee Taylor, publicado en The Routledge International Handbook of Fat Studies (2021), hacen justamente alusión a esta idea de engordar todo el trabajo académico. También me parece muy interesante que vos hablás de disputar ese espacio desde una perspectiva gorda y antinormativa, cosa que también surge del texto, del título, esta idea de la norma. En mi caso particular, y por supuesto de todo el comité organizador, compartimos esa idea. Somos personas gordas que habitamos también esos mundos entre la academia y los activismos, que no hacemos una labor académica por fuera de nuestra propia encarnadura gorda y que trabajamos fuertemente en esos aspectos y buscamos hacer ingresar a la academia nuestros cuerpos literal y simbólicamente. Allí hay una idea de disputa que es importante: no dejar librada la gordura a lo que tradicionalmente ha sido un lugar que, en muchos casos, valida un discurso sobre la “epidemia de la obesidad” y de las distintas prácticas opresivas sobre las personas gordas. Incluso desde las ciencias sociales y las humanidades han venido discursos justificadores de la medicalización y de la patologización de los cuerpos gordos. Por lo tanto, es importante mantener esa barricada y que seamos personas gordas quienes podamos hacerlo, porque hacemos esto día a día, habitando en algunos casos, como el mío, de manera no tradicional en la academia. Seguir disputando esos espacios y darle también esta legitimidad y, sobre todo, reivindicando nuestra lengua (los fat studies o estudios sobre gordura, son preminentemente de habla inglesa). Por ello hay ahí una disputa interesante por el espacio, por la lengua también (aunque la lengua que hablamos también es colonial). Es muy importante hacer ingresar esta perspectiva de las políticas gordas, que se trama con otras, es decir: perspectiva LGTBIQNB+, antirracista, anticapacitista, decolonial.
–¿Qué alianzas o redes de activismo sentís que se están fortaleciendo en torno a la lucha contra la gordofobia? ¿Qué lugar ocupa este Congreso en ese entramado de luchas?
–Yo hablaba recién de una perspectiva que no es sin otras, que no es sin ese tramado, no es sin esa articulación: me parece que es importante retomar ahí, sobre todo en los momentos en los que estamos viviendo, no sólo a en Argentina, sino a nivel mundial. De hecho, este Congreso es un esfuerzo que se hace entre activistas que habitamos la academia en Argentina y también en el Estado Español, es decir, tenemos distintas experiencias y distintas localizaciones, pero también vivimos en este mundo que va hacia la derecha, con un discurso fuertemente autoritario, neoconservador, de mucho backlash (contra golpe, respuesta negativa en contra de algo) en relación a todos los avances en materia de derechos y de luchas contra la discriminación, contra el estigma, contra las violencias y donde quedan incluidas también las luchas por la despatologización de la gordura. Entonces, en estos momentos tan difíciles, donde es tan complejo sostener comunidad, como decimos desde Colectivo Gordes Activistas de Argentina (CGA) el año pasado en el encuentro plurinacional de gordes, evidentemente es fundamental sostener comunidad en la incertidumbre.
–Desde tu experiencia como activista y como referente académica de la temática, ¿cómo se entrelazan las violencias médicas con las representaciones sociales sobre la gordura, y qué resistencias están emergiendo frente a eso?
Es muy interesante esta pregunta sobre la relación entre la representación social y la violencia médica. Me parece que es importante entender cómo la gordura se construye como un problema para la sociedad, y cómo este problema social está fuertemente atravesado por la medicalización y la patologización; sobre todo hacia finales del siglo XX y en este siglo XXI, cuando adopta esta forma discursiva de la epidemia de la obesidad. Hay una relación total entre una idea fuertemente medicalizada y patologizada de cierto peso corporal y de la acumulación de grasa considerada excesiva, que además lleva consigo una fuerte mirada sesgada y estigmatizante de los cuerpos gordos y de las personas que encarnan esos cuerpos y que va a incidir en la representación social de la gordura. Se da una doble relación, porque a la vez la mirada médica, la mirada clínica, no está por fuera de la sociedad y también se nutre de estas representaciones sociales, que en algunos casos también recoge como capas arqueológicas, es decir, capas más antiguas de significaciones en torno a ideas morales, ideas religiosas, ideas estéticas sobre lo que tiene que ser un cuerpo apropiado. El estigma, el sesgo, muchas veces lleva a actitudes que son directamente discriminatorias en el acceso al derecho a la salud en general, el acceso a la utilización de cualquier tipo de dispositivo médico y esto también puede llevar, en muchos casos, a la violencia médica. Pero, a la vez me parece que es interesante remarcar el matiz que añade que, muchas veces, las representaciones sociales negativas de la gordura se amparan en la ciencia, en la “preocupación por la salud” y en esta mirada fuertemente medicalizada y patologizada que hay sobre todas las gorduras. Entonces el estigma, la discriminación y la violencia en algunos casos toma este disfraz, esta cobertura de la medicina, por lo cual también hay que prestar atención a esta dimensión casi inescindible entre la mirada médica y como esto traspasa y se retroalimenta con la mirada social. Por otro lado, los activismos, han sido fundamentales para incidir en distintos niveles, en la opinión pública, en las políticas públicas, en algunos casos en la legislación y minoritariamente en la formación profesional para, justamente, denunciar el sesgo, el estigma, la discriminación, la violencia que van de la mano de la patologización y la medicalización de todas las gorduras.
Por supuesto que en tiempos como el que vivimos, en lo que hay una fuerte campaña articulada a nivel mundial para denunciar los consensos en torno a los derechos humanos y a la justicia social como algo malo, no es extraño que estas resistencias (que en algunos casos habían llegado a incidir en estos niveles de la opinión pública y también de la política pública para cambiar la vida de las personas gordas y a toda la sociedad en su conjunto) vuelva a presentar a la gordura bajo esta mirada dominante del discurso de la epidemia de la obesidad.
Por eso es tan importante que existan espacios dentro de la Academia. Una Academia que también está vilipendiada a nivel mundial, pues no olvidemos que todo lo que tenga que ver con las ciencias sociales, con las humanidades y con el género, con luchas antirracistas, entre otras, van a ser también áreas muy vilipendiadas y desfinanciadas, como lo vemos hoy en Argentina. Justamente allí radica la importancia de los espacios académicos, como lugares de reflexión sobre ésta y otras áreas de interés, los estudios sobre gordura y de otras disciplinas afines que empiezan a mirar y a pensar en torno a estas cuestiones, aún en estos tiempos de backlash, aún en estos tiempos de conservadurismo, de autoritarismo, de anti-intellectualismo y de anti-cientificidad.
El I Congreso Internacional de Estudios sobre Gordura se propone como un espacio colectivo para visibilizar el trabajo de académicos/as y activistas, encontrando en la suma la potencia e invitando a la reflexión. Nombrar lo silenciado, acompañar lo marginado, celebrar lo patologizado; demuestran que desbordar la norma no es sólo una consigna, es una práctica vital, urgente y profundamente política. Laura Contrera nos inspira y nos invita, con su prolífico recorrido, a formar parte de la historia académica de los estudios gordos en comunidades no anglosajonas y/o angloparlantes.
***
Información para aplicar
Líneas de investigación:
La salud en disputa. Debates, violencias y resistencias en el entramado médico.
La gordura en la intersección. la norma y sus Otros, genealogías entrelazadas.
Habitar la gordura. navegar el entorno social y la intimidad desde un cuerpo Otro.
Epistemologías gordas. Nuevas prácticas, teorías y tensiones para engordar la academia.
La gordura y su representación. Nuevas (o viejas) políticas de visibilización.
Infancias gordas. Pedagogías para desbordar la norma.
Activismos gordos y movimientos sociales: articulaciones, alianzas y afinidades.
FECHA LÍMITE DE ENVIO DE RESÚMENES: 1 DE JUNIO
Más info: [email protected]
Formulario AQUÍ
Organizan:
Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Departamento de sociología: metodología y teoría.
Universidad Nacional General Sarmiento – Instituto de Desarrollo Humano
CIMES
Universidad de Buenos Aires (UBA) – Facultad de Ciencias Sociales – Área Cuerpo y Comunicación
COMITÉ CIENTÍFICO
Dau García Dauder (Universidad Rey Juan Carlos)
Iván de los Ríos (Universidad Autónoma de Madrid)
Manuel Eliecer Espinel Vallejo (Universidad Complutense de Madrid)
Beatriz Ranea Triviño (Universidad Complutense de Madrid)
María Pía López (Universidad Nacional de General Sarmiento)
Mariela Singer (Universidad de Buenos Aires)
COMITÉ ORGANIZADOR
Laura Albet Castillejo (Universidad Autónoma de Madrid)
Laura Castro Roldán (Universidad Complutense de Madrid)
Laura Contrera (Universidad de Buenos Aires)
Rocío Espínola (Universidad Nacional de General Sarmiento – CEIL CONICET)
***
* Lic. en Ciencia Política (UNR), militante por la diversidad corporal, anticapacitista, docente universitaria en UGR, trabajadora en la Secretaría de DDHH de la UNR. IG: romina.sarti