Marilina Bertoldi es desde hace tiempo una de las artistas ineludibles del rock en español. En Argentina, se consolidó como una de las voces más potentes de la época, a fuerza de todo eso que solía ser propio del género: compromiso, irreverencia, canciones y shows enérgicos, movilizantes, disruptivos. Hace unas semanas, lanzó “Para quien trabajas Vol. 1”, su séptimo disco solista, en el que explora nuevas formas de dialogar con el pulso contemporáneo.
En este nuevo trabajo, la santafesina estuvo por primera vez a cargo de su propia producción. En las diez canciones que conforman el álbum, retoma estructuralmente cierta idea tradicional de canción (a diferencia de otros formatos con los que venía experimentando), mientras que musicalmente se afirman en una genealogía nacional con buscadas resonancias a Spinetta, Charly García o Sumo.
La pregunta sin signo de interrogación del título funciona como una provocación a pensar en los mandatos de productividad y del mercado. Pero Marilina da cuenta de altura artística al construir mensajes claros sobre el presente en varios sentidos sin necesidad de ser literal o dar golpes bajos. De hecho, apela al humor desde la tapa, donde evoca un meme.
En el video de “El gordo”, dirigido por Malena Pichot y protagonizado por Dolores Fonzi, la propia Bertoldi se caracteriza como una popstar hegemónica que, durante el literal fin del mundo y mientras caen bombas sobre un estudio de televisión, continúa con el show sin hablar de nada de lo que está pasando. La crítica a la complicidad mediática y el silencio de algunos colegas es evidente, y también muy divertida.
>> Leer más: Marilina Bertoldi: «Cuando te codeás con famosos te das cuenta de que la fama es una mentira»
En este contexto, Marilina charló con La Capital y dio detalles de las búsquedas del disco y anticipó un futuro show en Rosario.
Es un disco que habla mucho de la época pero sin ser demasiado literal, sino desde un color, un “mood”. ¿Cómo sentís que fuiste armando eso?
Vengo un poco reflexionando sobre esto y fue una decisión. No la de decir algo, sino cuál es el tono para decir algo. Inevitablemente voy a decir algo, en todos los discos dije algo. Esta época por supuesto no me pasa por el costado, me está afectando un montón en todos los niveles de mi vida. Entonces quiero hablar de cómo me siento y creo que puedo resonar y buscar conexión, que empaticemos entre quienes nos sentimos igual, y hablar de la época desde ese lugar. Hay algo que quise evitar mucho con el tono, y ahí es donde sí fui un poco más cuidadosa y más mental de no pecar de en la intimidad y la soledad no prestarle atención de cómo le hablo a alguien más. En el sentido de acusar a algunos de buenos, de malos, de que yo tengo razón, o tal tiene razón, yo soy la víctima, vos sos malo conmigo. Traté de evitar esas cosas. Uno en la soledad quizás puede caer ahí, pero cuando estás hablando con alguien tenés esos cuidados. Ahí es donde intenté ser contemporánea en ese sentido, intentando entender que la época está saturada de todo eso otro, y yo no quiero caer ahí.
“Monstruos”, el último tema del disco y el más oscuro a nivel tono, lo escribiste después del triple lesbicidio de Barracas. Cierra con la frase “el monstruo sos vos”, en lo que se interpreta como una interpelación a cuestionar las propias expresiones de odio. ¿Cómo pensaste eso?
Ese momento de los lesbicidios consumió mucho de mí, fue muy fuerte. Obviamente todos tuvimos mucho miedo. Yo siempre me posicioné del lado de la gente que busca dialogar, que entiende que, más allá de los enojos, no quiere castigar a nadie. Creo que el consenso y hacernos entender es el camino, generar lazos, unión. Que hay pluralidad, que somos distintos, que no vamos a pensar lo mismo pero nos podemos respetar. Soy de ese lado pero un poco empecé a notar, y por eso escribí “Monstruos”, un miedo nuevo. Un miedo que no es el miedo de que me puedan matar o de que puedan matar a mis amigas, a gente como yo, o a gente que está en situación de vulnerabilidad y además es lebiana. No solo ese miedo, sino que lo que más me empezó a dar terror fue que yo me estaba convirtiendo en un monstruo. Eso quise compartir, que no voy a hacer una bandera del odio que sentía en ese momento. Porque eso era lo que sentía. Sino que me voy a hacer preguntas, a indagar ahí, y después voy a hacer un chiste con eso en la tapa. La tapa está basada un poco en esa idea, de que te quiero pegar una cachetada pero lo voy a hacer a través de un meme, un chiste de la época, porque necesito un freno, no puedo más.
Embed – Marilina Bertoldi – EL GORDO (Official Video)
>> Leer más: Los Premios Gardel 2025 cambian de fecha: cuándo son y cómo verlos
Es un disco que también resuena al contexto local y a una historia desde las referencias musicales a Spinetta o Charly. ¿Por qué esa búsqueda?
Varias cosas me fueron llevando a sonar así, pero hubo una que fue la más clara y la más importante. Quería ir hacia cierta memoria emotiva, algo que yo llamo deja vu porque son temas que suenan a algo que conocés, que juega todo el tiempo a parecerse mucho. No es que no quiero que se note que tuve esta referencia, sino todo lo contrario. Quiero que se note a modo ya no tener que explicar algunas cosas, sino poder hacer un comentario sobre algo que no estoy explicando. Es jugar un poco con la historia que tenemos, generar ese lazo que yo siempre quiero que suceda y que siento que se perdió generacionalmente. Siento que la gente más joven no conoce a los que mi generación al menos sí conocía. Era una obviedad explicar quién era tal y ahora no lo es tanto. No puedo creer cómo eso se perdió tan rápido, en cinco años. Entonces un poco vengo a traerlos de una manera muy obvia, para ver si en ese “ves que se parece a tal” van a buscarlo.
¿Te parece que en este sentido en particular el disco se desmarca de lo que venías haciendo?
Sí, sí. Venía diciendo que hay varios motivos por los cuales hice esto, y esto de la emotividad y el deja vu es el motivo final. Previamente lo que me pasó fue que quise producir un disco absolutamente yo, es un deseo que siempre tuve. Voy a hacer uso de las herramientas que tengo y no ir por deseo a lugares que no puedo manejar. ¿Qué puedo controlar yo en mi home studio? ¿Puedo tener una máquina de ritmos? Sí. ¿Puedo grabar sintetizadores, todo en MIDI? Sí. ¿Puedo grabar voces con mi SM7? Sí. Todo lo que podía hacer en mi home studio es lo que iba a condicionar el sonido. Además, era lo que me divertía, jugar con cosas con las que no había jugado previamente en otros discos, o no de esta manera. Me divirtió no agarrar la guitarra, porque agarro la guitarra y sueno siempre a mí. Eso ya no me divierte, es más de lo mismo. Los sintes son algo en lo que estoy metida muy de lleno, creo que no hay vuelta atrás.
Embed – Marilina Bertoldi – AUTOESTIMA (Official Video)
>> Leer más: La banda franco rosarina Perro Fantasma presenta su tercer disco «Cuando llega la noche»
Durante el proceso creativo, ¿te hacés la pregunta de para quién trabajas?
Siempre me consideré muy egoísta y muy caprichosa cuando hago música. Siento que rara vez intento tender un puente, al menos yo. Después quienes están en el proceso conmigo son quienes más se encargan de tender esos puentes con mis rarezas, con lo que yo quiero hacer y me pinta. Creo que en este disco, mucho más que en otros, tuve mucho más en cuenta hacerme entender. Tratar de hacer llegar el mensaje un poquitito más allá, pero en mis términos y condiciones. Uno de los elementos que más me venía resonando en la cabeza es que la música actual, en general, por estar hecha con beats y por parámetros de intensidad, es música que podés dejar de fondo y no molesta. No me venía pasando eso a mí y dije ‘quiero eso’. Quiero de repente poder entrar en la vida de alguien, y que yo esté hablando de lo que estoy hablando, de una manera un poco menos combativa, acercando ese mensaje con humor y con otras herramientas.
También el disco tiene un beat muy para arriba, como que invita a ir para adelante.
Total. Porque si no es todo más de lo mismo. Si estás hablando de algo triste, no lo acompañes con violines tristes, para ser muy obvia. Estaba muy obsesionada con eso y el recurso más sencillo que se me ocurrió fue el upbeat. Porque el mensaje era “vamos para adelante, no frenemos”. Eso lo digo un poco en “Siglos”, pero todos los temas tienen un poco el espíritu de no quedarse. De la cantidad de cosas que tenía que cuidarme, esa era una.
Embed – Marilina Bertoldi – POR SIEMPRE ES UN LUGAR (Official Video)
>> Leer más: Ana Prada: «Hay que generar historias mínimas colectivas»
Ya anunciaste la presentación en el Estadio Malvinas Argentinas en noviembre. ¿Qué podés adelantar en términos de búsqueda para ese show?
Ahora va a salir el anuncio del resto de la gira, en la cual obviamente está Rosario. Estoy en el proceso de armado del show, porque tengo toda una banda en formato nuevo, como con cada disco. Es una formación muy distinta a la que vengo usando. En cuanto a show, estoy muy performática pero sobre todo estoy empezando a desarrollar algo muy conscientemente, estoy muy embanderada en esta. Y es que creo que muchos de los show que vamos a ver, y a mí esos shows igual me encantan, son del estilo en el que hay un momento en el que el artista va a hablar con el público, otro en que se va a prender una luz, otro en el que te emocionas. Quiero jugar a exactamente lo contrario. Tengo ganas de que por momentos la gente se preocupe y tenga miedo de lo que va a pasar. O que no sepa lo que está pasando. Entonces, estoy desarrollando mucho ideas del estilo de lo que es para mí el rock. Para mí el rock es inesperado. En los videos clásicos de shows de rock, y no digo que yo vaya a hacer esto, pasa que de repente el cantante se está trepando a una columna y hay tres patovas abajo y es probable que se caiga, se quiebre, se lo lleven. Impredecible. Esa cosa de mantenerte presente porque no sabés qué va a pasar, eso es lo que estoy buscando.
Dentro de esa búsqueda anti narrativa, ¿tenés alguna referencia más específica?
Sí, más puntualmente y dentro de lo menos abstracto, estoy ahora muy empapada y muy enamorada del teatro. A modo generar climas, a modo ambientar un escenario, y a modo no usar pantallas sino los elementos que tenés a disposición, lo tangible. Hay algo medio inocente en lo tangible que me encanta, en el sentido de que de repente en un escenario ponen un árbol de cartón, algo que simule una fogata, y vos como público ya te imaginás el bosque. Ese lugar para la imaginación, donde no te viene todo ya completado y rellenado, me encanta, me parece muy necesario hoy en día y estoy tras eso.