Las reservas del BCRA subieron casi u$s1.200 millones, a la espera de un nuevo desembolso del FMI

El Banco Central (BCRA) cerró la jornada del martes con un incremento en sus reservas internacionales, que treparon hasta los u$s41.241 millones. El aumento, cercano a los u$s1.200 millones, se explica principalmente por el ingreso de un desembolso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuya llegada ya había sido anticipada días atrás.

Este fortalecimiento de las arcas del BCRA llega en un momento clave, ya que el Gobierno busca mejorar su perfil externo de cara a la evaluación del Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque aún no alcanza los niveles comprometidos con el organismo, este ingreso representa un alivio para las cuentas del Estado.

Subieron las reservas del Banco Central, clave para el acuerdo con el FMI

«Estas transferencias de organismos multilaterales permiten recalibrar las metas de reservas. Para el pago de intereses del viernes -unos u$s832 millones- ya estarían disponibles los u$s2.100 millones que se espera que libere el FMI«, explicó Sebastián Menescaldi, economista de la consultora Eco Go.

Por su parte, Gabriel Caamaño, de Outlier, sostuvo que aunque el nivel actual de reservas aún dista del objetivo fijado por el FMI, estos movimientos ayudan a avanzar en esa dirección.

Este panorama se da mientras el Ministerio de Economía mantiene conversaciones con el Fondo tras haber alcanzado recientemente un staff level agreement, un paso previo necesario para destrabar un nuevo desembolso de aproximadamente u$s2.000 millones. En ese contexto, se espera una renegociación de las metas de acumulación de reservas, considerando que el Gobierno viene cumpliendo con otras condiciones del programa.

En los últimos meses, la gestión económica dio señales de haber ajustado su enfoque. Si bien durante buena parte del año se priorizó el equilibrio fiscal y la lucha contra la inflación, dejando en segundo plano la acumulación de divisas, esa lógica parece estar cambiando. El Gobierno ha adoptado una actitud más proactiva para engrosar las reservas, algo que analistas como Ricardo Arriazu y Domingo Cavallo venían reclamando.

Hasta hace poco, la postura oficial era que no se comprarían dólares mientras el tipo de cambio no tocara el piso de la banda establecida. Sin embargo, esa estrategia se modificó: el Tesoro comenzó a intervenir activamente en el mercado, aceptando precios por encima de los $1270 para sumar divisas.

Además, se reactivaron negociaciones con organismos internacionales para acelerar nuevos créditos, como el reciente acuerdo con el BID, cuyo impacto ya se reflejó en el balance del BCRA. En resumen, la suba de reservas da cierto respiro al Gobierno en su frente externo, al tiempo que marca un giro en su estrategia económica con el objetivo de cumplir compromisos clave con el FMI.

El dólar minorista tocó máximos históricos y subió el mayorista

El dólar minorista cerró este martes con una baja de cinco pesos, a $1.300 en las pantallas del Banco Nación, pese a haber operado gran parte de la jornada en torno a los $1.310, lo que implicó un nuevo récord intradiario. En el mercado informal, el dólar blue finalizó sin cambios en $1.320 y se consolidó como la cotización más alta dentro del mercado.

En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) retrocedió 0,8% y se ubicó en $1.290, mientras que el dólar MEP cayó 0,1% hasta los $1.294. Por su parte, el tipo de cambio mayorista descendió cuatro pesos y cerró en $1.291, a pesar de haber operado por momentos por encima de los $1.300.

En medio de un escenario dominado por la tensión financiera y la proximidad de las elecciones, distintos analistas coincidieron en advertir que el equilibrio alcanzado en el mercado cambiario es frágil y costoso. El desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LeFi) y la estrategia de control de agregados monetarios profundizaron la volatilidad en las tasas de interés, obligando a sostener niveles reales elevados que comprometen tanto la actividad económica como la capacidad de financiamiento del Estado.

Los expertos comentaron que la intervención del Banco Central en el mercado de futuros permitió contener las presiones sobre el dólar, pero con efectos colaterales que todavía persisten. Las tasas cortas se dispararon y las condiciones de liquidez se endurecieron, dificultando el funcionamiento normal del sistema financiero. El tipo de cambio, si bien estable, depende hoy de intervenciones constantes y de una política monetaria extremadamente contractiva.

Asimismo, indicaron que el Tesoro enfrenta una agenda desafiante, con vencimientos por delante que deberán renovarse en un entorno de alta desconfianza y escasa demanda genuina por deuda en pesos. A su vez, la posición de reservas, aunque reforzada por el FMI, plantea interrogantes sobre hasta dónde puede sostenerse la defensa cambiaria sin afectar la recuperación. La dolarización preelectoral y la caída de la demanda de crédito son síntomas de un sistema bajo presión.

Para los especialistas, el escenario actual requiere tasas reales muy por encima de lo habitual para sostener la paridad cambiaria, mientras que el crédito bancario pierde dinamismo y las entidades reducen su exposición a deuda soberana. Si bien el tipo de cambio logró estabilizarse momentáneamente, las condiciones que lo sostienen no son sostenibles en el tiempo. A la espera del resultado electoral, el mercado anticipa más volatilidad y posibles cambios de rumbo.

Este esquema requiere mantener una escasa cantidad de pesos circulando, lo que enfría la economía y deja al crédito en mínimos históricos. En paralelo, la deuda en pesos se acumula y tensiona cada vez más el frente fiscal. Aunque las reservas del BCRA recibieron un alivio del FMI, la pregunta que flota entre operadores y analistas es: ¿hasta cuándo puede sostenerse esta paz cambiaria?

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