Adrián Abonizio: «La revolución no se hace con rencor, se hace con inteligencia y bronca organizada»

Adrián Abonizio es un nombre ineludible de la música rosarina. Es miembro fundador de La Trova, artesano de temas inolvidables, y trabajador acérrimo de la cultura. Desinteresado en los laureles, a sus casi 70 años se afirma tan terrenal como siempre, “el mismo tipo empecinado, torpe, con sentido del humor, que está siempre haciendo canciones”.

A comienzos de septiembre, lanzó “Barco Hospital”, su nuevo disco realizado junto a la formación La Experanza, que busca ser una soga echada a los mares turbulentos del presente. Lo presentan este sábado 27, a las 21, en Sala Lavardén (Mendoza y Sarmiento).

“Es un barco que no está a la deriva, que sabe dónde va, pero en el medio hay escollos que hay que surfear. Si no hay escollos, no tiene sentido, aunque a veces hay demasiados”, anticipó Abonizio en diálogo con La Capital.

A finales de 2023, con el comienzo del actual gobierno, Adrián observó que “se avecinaban tormentas y naufragios sobre la cultura”. En ese panorama, se alió con músicos de la ciudad y empezaron a construir una barca para surfear las olas, “con la brújula puesta en un norte de aguas más tranquilas en medio de la incertidumbre”.

Con las canciones de Adrián como mapa, y con Julián Cicerchia como “guía espiritual”, se formó el “grupo sin liderazgos” que a lo largo de un año y medio le dio forma a “Barco Hospital”. La Experanza está formada por Julián Cicerchia en guitarra, voz y coros, Rolo Verón en batería y percusión, Bernardo Daluicio en bajo, contrabajo y fretless, Javier Rivero Goytia en guitarra clásica y acústica, voz y coros, Rosa María Torres y Noelia García en voz, y Alan Rippari en piano.

“La idea era jugar por el lado del cuento, de la canción, de que tenga un rodaje literario interesante y que la banda suene bien, que no suene livianita y amable. Y también reforzarnos en un mundo y una Argentina que se estaba cayendo y que se está cayendo todos los días. Uno se siente dentro de esa caída y la única forma de enfrentar la caída, ya que uno no puede producir una revolución, es tratar de ser lo más ético posible dentro de la falta de ética y cordura que hay. El músico tiene que ser el tipo más coherente y más empático con el mundo, frente a esta crueldad. Pensando en todo eso se hizo el disco”, contó Abonizio.

“Creo este disco que nos salvó a todos los que lo hicimos, por distintas cuestiones personales de cada uno. Y nos unió para pasar este temporal que no termina nunca. Estamos en el mar y no estamos ahogados. Al contrario, estamos felices. Cuando te atacan con este gran choque contra la cultura, uno responde con música y canciones”, agregó el rosarino.

Embed – Barco Hospital

>> Leer más: Adrián Abonizio le canta un tango a la «ciudad malandrina»

“Barco Hospital” está formado por catorce canciones con el sello de sensibilidad de Adrián, ese que mira a la vida cotidiana sin ingenuidad y sin cinismo, en visceral conexión con lo que lo rodea y quienes lo rodean.

“A veces uno actúa por estímulos raros. Uno sabe que está grabando y se van ocurriendo cosas. Pero también va sacando cosas de uno. El tema ‘Barco hospital’ fue hecho más de veinticinco años, cerca del año 2000, 2001. Yo vivía en Buenos Aires y era una desgracia vivir ahí en plena crisis, en plena eclosión de la pobreza en la que yo era un pobre más. Por esa época escribí ‘Barco Hospital’ y lo toqué algunas veces en vivo. Una muy amiga mía me dijo: ‘Che, ese tema me emociona’. Cuando empezamos a grabar el año pasado, me acordé que andaba ese tema por ahí. Y como dicen los periodistas, resulta que tiene una palpitante actualidad, lamentablemente”, detalló Abonizio.

Más que una banda, un grupo de trabajo

Adrián se refiere a sus compañeros y compañeras de proyecto como un “grupo de trabajo”, y no como una banda que lidera. “Yo aprendí a delegar cosas y empecé a compartir autoría con la gente que arregla los temas. Nos llevamos bien y nos queremos mucho. Julián es un poco el guía espiritual del grupo, es quien trajo a todos los músicos. Yo no los conocía, confié en Julián y nos fue muy bien. Yo me siento como si hubieran venido todos los invitados a mi fiesta de cumpleaños, y estoy agradecido. Las canciones, sin los otros, no existen. No existe el cantante o compositor solitario. Yo no dirijo nada, lo único que dirijo es el auto llevándolos de remise a todos los muchachos y las chicas”, compartió el músico, siempre con sentido del humor.

En este sentido, Abonizio hizo hincapié en el hecho de haberse rodeado de músicos más jóvenes. “Yo aspiro a desvincularme de la gente mi generación que está vencida. Muchos han tirado la toalla, están vencidos, no quieren tocar, no quieren hacer nada. Yo para evitar ese contagio, me junto con gente más joven, que te plantea discursos distintos sobre las relaciones humanas, las relaciones sociales”, afirmó.

Embed – Hombre de río

>> Leer más: El Monumento, la Trova y el fútbol: digitalizaron más de 20 materiales sobre la historia de Rosario

“Me siento joven y no quiero claudicar. Como decía Clint Eastwood, que le preguntaron: ‘Maestro, ¿cómo es que usted tiene más de noventa años y sigue haciendo películas?’. Y él dijo: ‘No dejo entrar al viejo’. Es una imagen muy poética. Yo no dejo entrar al sesentón que soy. Por eso me junto con gente más joven, y con gente que toque mejor que yo, que sea mejor que yo. Si no uno se convierte en un estúpido. Hay músicos que buscan gente que toque bien pero más o menos, para que no sobresalgan tanto. Yo al revés, dejo actuar a los muchachos”, sumó.

En relación al show de este sábado, moderó las expectativas respecto a la posibilidad de escuchar clásicos. “Vamos a hacer los temas del disco. Eso a lo mejor resta gente. Cuando tocamos con La Trova, hay gente que va a ver el show por dos temas. Quiere escuchar ‘Era en Abril’ y ‘El témpano’. Si no tocas alguno, se decepciona. Bueno, ahora nosotros vamos a presentar el disco ‘Barco Hospital’, estas catorce canciones. Si no es es volver atrás para ganarte a la gente tocando ‘El témpano’. Si no, termino haciendo lo que critico”, apuntó Adrián.

“Nosotros ya hicimos lo que teníamos que hacer, que es grabar, ensayar y sonar bien. Después pueden pasar mil cosas, pero ya estamos hechos. En un mundo que se cae y una Argentina colonia y en estado de decrepitud por culpa de estos hijos de puta, estamos sufriendo permanentemente. La única forma de evitar el sufrimiento, como músicos y como ciudadanos, es tocar. Hace un año y medio nos protegimos de este desastre yendo a grabar, poniendo plata de nuestros bolsillos. Mientras estás tocando, parece que estás en un lugar mejor, que te hace bien. A veces le digo a Julián: ‘qué lástima que la gente no pueda tocar con nosotros’. Que no pueda compartir este estado de plenitud. Pero ojalá lo pueda tener con otras cosas de su vida, porque si no te comen. Mi generación está muy cascoteada, muy enojada. Y el rencor no produce buenas acciones. La revolución no se hace con rencor, se hace con inteligencia y con bronca organizada”, cerró Abonizio.

Más Noticias

Noticias
Relacionadas