Por Agostina Losada, Lic. Bianca Lombardi, Lucila Sapp. IREMAI – UNR *
Recapitulando sobre la situación en Siria
En cuestión de semanas, el conflicto civil sirio, que comenzó en 2011, pasó de encontrarse en un estancamiento a culminar de forma inesperada con la caída del histórico líder Bashar al-Assad. La oposición armada, liderada por Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), lanzó desde su bastión en Idlib, en el noroeste del país, una ofensiva rápida y decisiva que logró derrocar a las fuerzas gubernamentales.
Pero, ¿cómo llegó Bashar al-Assad al poder? ¿Quién fue este líder y qué lo llevó a ser derrocado? Educado como oftalmólogo en Londres, al-Assad asumió la presidencia de Siria en 2000 tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad. Su elección en un referéndum sin oposición, donde obtuvo el 99.7% de los votos, generó expectativas positivas en la población. Su administración inicial promovió una imagen «modernizadora» y, bajo su liderazgo, se desmanteló gradualmente la economía socialista. Estas reformas le otorgaron cierta popularidad genuina, particularmente en sectores urbanos y de clase media.
Sin embargo, las reformas políticas fueron mínimas, la disidencia continuó siendo reprimida brutalmente, la corrupción política fue cada vez más evidente y los beneficios económicos se concentraron en la élite urbana, mientras que la clase trabajadora y rural sufrió la pérdida de subsidios y seguridad laboral. Además, las divisiones étnicas y religiosas, exacerbadas por el favorecimiento a la comunidad alauita, a la que pertenece al-Assad, incrementaron la desigualdad y la tensión social. En este contexto, el estallido de la Primavera Árabe en la región de Medio Oriente y Norte de África en 2011 prendió la chispa del conflicto civil en Siria.
La tragedia de este país se debió en gran medida a la decisión de Bashar al-Assad de mantenerse en el poder a cualquier costo, reprimiendo violentamente las protestas pacíficas iniciales. Pronto, la guerra civil atrajo la intervención de potencias extranjeras, que enviaron dinero, armas y tropas para favorecer a sus aliados, transformando a Siria en un escenario de rivalidades internacionales. Este apoyo externo permitió al régimen resistir y recuperar gradualmente el control de territorios perdidos ante la oposición armada.
A partir de 2020 el conflicto armado en Siria entró en una fase de estancamiento, pero las consecuencias del mismo fueron devastadoras: crímenes de guerra y de lesa humanidad, violaciones a los derechos humanos, una crisis económica sin precedentes, altos niveles de inseguridad, carencias estructurales y una deficiente provisión de servicios básicos. En este marco, la reanudación de relaciones formales e informales entre el régimen de al-Assad y varios países de la región marcó un giro significativo. La invitación de la Liga Árabe para que Siria volviera a participar en la organización en mayo de 2023, tras haber sido suspendida en 2011 por los ataques contra civiles, supuso un avance político para el régimen y una posible oportunidad de reintegración regional.
¿Quiénes son los opositores de al-Assad en el territorio nacional?
En las últimas semanas, los combatientes de la oposición lograron penetrar Damasco -capital de Siria- en una operación de rápido desarrollo que ha tomado a gran parte del mundo por sorpresa. El gobierno de al-Assad controlaba, desde el año 2019, dos tercios del territorio sirio. Esto se logró mediante alianzas líquidas (es decir, alianzas que no son rígidas y se concretan en función de un objetivo común que, en este caso, sería un enemigo común) con, por ejemplo, los kurdos, así como también con la ayuda de Moscú. No obstante, en tan sólo 10 días, el régimen baazista cayó como consecuencia de la ofensiva de los rebeldes liderados por HTS.
Resulta prudente, entonces, dar respuesta a un interrogante: ¿quiénes son los rebeldes? ¿Qué es HTS? Anteriormente conocido como Jabhat Fateh ash-Sham (JFS, Frente Al-Nusra), HTS era una rama de Al-Qaeda que operaba en Siria y en el Líbano. El JFS fue creado en 2012, en medio de la guerra civil siria, y su líder era Abu Mohammad al-Golani. Para el año 2017, se fusionó con otros grupos de oposición al gobierno de al-Assad y se creó el HTS. Los objetivos de dicha organización eran, en primer lugar, derrocar al régimen baazista y formar un gobierno islámico. Es de suma importancia resaltar que HTS era considerada una organización terrorista por los países occidentales y que Estados Unidos otorgaría una recompensa a cambio de la captura de al-Golani.
Otro grupo relevante es el Ejército Nacional Sirio (ENS), que está activo desde el año 2017. Al igual que el Ejército Libre Sirio (ELS), es un grupo de oposición al régimen baazista, y está conformado por árabes, turcomanos y kurdos, así como desertores del ELS. También están concentrados en el noroeste de Siria y están próximos a los territorios ocupados por Turquía. ENS participó, también, en la ofensiva que lanzó HTS. Ambas organizaciones son apoyadas y financiadas por Turquía, país que busca erigirse como el nuevo hegemón regional en Medio Oriente. Ambas, además, lucharon contra el Ejército Árabe Sirio (EAS), que son las milicias oficiales del gobierno de al-Assad y que fueron apoyadas por Rusia mediante ataques aéreos. No obstante, no fue suficiente: las fuerzas leales a al-Assad abandonaron los puntos que controlaban.
No puede dejar de mencionarse, también, el rol de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y de Estado Islámico (EI). FDS es un grupo que se ubica al noreste del país y agrupa a las milicias kurdas que están asentadas desde el este del río Éufrates hasta la frontera iraquí. Se nutre, principalmente, de las Unidades de Protección Popular (YPG) que son respaldadas por Estados Unidos. Los kurdos se aliaron con el gobierno de al-Assad en la década pasada para hacerle frente a los rebeldes y al poderío de EI. En esta ocasión, Rusia fue quien intentó concretar esta alianza para tener más fuerzas al enfrentarse con HTS. No obstante, los kurdos han abandonado algunas ciudades que estaban en el margen occidental del Éufrates frente a la imposibilidad de luchar contra los rebeldes. Por otro lado, y en relación a EI, Estados Unidos atacó puntos donde se encontraba dicha organización para evitar que aprovechen el vacío de poder existente en Siria y vuelvan a ejercer el control sobre varias zonas del país.
La caída de al-Assad ante los ojos del mundo
La caída del régimen de Bashar al-Assad desencadenó una mezcla de euforia e incertidumbre en la región y el mundo. Mientras que algunos países celebraron el fin de una dictadura de 54 años (contando desde la asunción al poder de Hafez al-Assad, padre de Bashar), otros encendieron las alarmas ante el golpe que supone para sus intereses estratégicos. Lo que todos comparten, es el temor por la posible generación de un vacío de poder en la región y un agravamiento de la situación humanitaria si la transición no se da de forma ordenada y pacífica.
Dentro de los actores más relevantes del primer grupo (quienes celebran la victoria de los rebeldes) se destacan los países europeos, Estados Unidos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Israel y Turquía. Ya sea por afinidades ideológicas, valores o intereses propios, varios países han expresado su apoyo a una transición pacífica en Siria.
Si bien Estados Unidos y Europa se posicionaron en contra del gobierno sirio desde el inicio del conflicto, ambos lados del Atlántico hicieron un llamamiento a la desescalada de la violencia. Israel, por el contrario, envió tropas a una zona tapón al este de los Altos del Golán (frontera con Siria), zona que ocupó en 1967 y anexionó años después. Ante los ojos de la ONU, se trata de una movilización que constituye “una violación» del acuerdo de retirada de 1974 entre Israel y Siria.
En la vereda de enfrente, sosteniendo a nivel político, militar y económico al régimen de al-Assad, se posicionan principalmente la República Islámica de Irán y Rusia. El apoyo de Irán a través de Hezbollah y 5.000 militares de la Guardia Revolucionaria fue decisivo para su supervivencia, a la vez que materializó “el anillo fuego iraní” -una estrategia que apunta a reforzar los vínculos con los proxies y países aliados con el fin de contener a Israel y ejercer su influencia regional. Rusia por su parte, intervino militarmente en la guerra civil de Siria en 2015 -apoyando a la fuerza aérea y servicios de inteligencia de Hezbollah-. Su intromisión reflejaba la ambición del Kremlin de consagrarse como una de las potencias con mayor peso en el Medio Oriente, así como su preocupación por proteger su base naval en el Mediterráneo (Tartús).
Con Rusia concentrada en la guerra en Ucrania; e Irán, Hezbollah y Hamás enfocados en el conflicto con Israel, los rebeldes vieron una oportunidad única para dar el golpe final. A prima facie, el escenario regional es incierto. Lo que sí se puede confirmar es que una Siria post al-Assad debilita enormemente los pesos de Irán y Rusia en la región, en contraposición al fortalecimiento de Israel y Turquía.
El derrocamiento de al-Assad supone el fin de una etapa oscura y sangrienta en Siria; pero la gobernabilidad de una oposición compuesta por grupos tan heterogéneos (desde partidos políticos hasta rebeldes) aún está por verse.
*Jóvenes Investigadoras de IREMAI (Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe y Islámico – UNR).
Palabras claves: Siria – Bashar al-Assad – rebeldes – HTS
Fuentes:
https://www.foreignaffairs.com/reviews/battleground-ten-conflicts-explain-new-middle-east?utm_source=google&utm_medium=cpc&utm_campaign=dsa_middle_east_tfd&gad_source=1&gclid=Cj0KCQiAsOq6BhDuARIsAGQ4-zhNDdPnkvsyXTAzpqx05QVPaLlfYMHLXAw4fEHfYX9Dcasw_Jf-KlEaAosSEALw_wcB
https://www.infobae.com/america/mundo/2024/12/11/la-estrategia-de-estados-unidos-para-enfrentar-a-isis-en-siria-tras-la-caida-de-assad/
https://www.bbc.com/mundo/articles/c390v18j97go
https://www.bbc.com/mundo/articles/cgkxjy8kvv8o