Entrevistamos a Camilo Pinzón, estudiante migrante de Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y activista estudiantil, sobre el conflicto por el cierre de la Materia Alternativa Epistemología “Glavich” debido a la renovación del plan de estudios de la carrera.
Contanos un poco, ¿cuál es el conflicto que se está dando en Antropo?
El conflicto que se está dando en Antropo, especialmente con la cátedra Glavich, es sobre el cambio de plan de estudios. Se pasó del plan del 85, que a su vez es un reencauche el plan del 40. O sea, se pasó del 85 al de 2023 y quieren sacar esta cátedra paralela, que encima es una de las muy pocas que tenemos en la carrera, con diferentes excusas que nosotros como estudiante no validamos ni estamos de acuerdo.
Entonces, lo que está pasando es que nos estamos movilizando hace un tiempo ya, nos estamos organizando para mantener la cursada de esta materia, que encima es una materia que propone algo completamente diferente. Tiene una mirada mucho más horizontal de la construcción del conocimiento. Y vuelvo a resaltar que es una de las únicas cátedras de este tipo que tenemos en la carrera, me parece que tenemos dos nomás, y encima quieren sacar una.
¿Y cómo se vienen organizando desde Antropo para poder enfrentar el ataque a la cátedra paralela?
La Asamblea de Antropo es bastante constante, nos venimos organizando hace tiempo ya, pero el tema específico de la cátedra Glavich se fortaleció este año. Ese año empezó a ser muy fuerte y se empezó a tratar en la Asamblea de Antropo, pero en algún momento desbordó los límites de la Asamblea de la carrera y se formó una Asamblea propia en defensa de la cátedra. Y hace tiempo que viene participando de esta asamblea mucha gente de otras carreras. Siempre son Asambleas abiertas las que hacemos, y bueno, así nos estamos organizando con el colectivo de trabajo de la materia, con personas que la han cursado, personas que la quieren cursar y gente que defiende esta experiencia completamente diferente de lo que es una materia. Además, creemos que, en Filosofía y Letras, especialmente, tiene mucho valor que haya una cátedra que tenga otra forma de ver el conocimiento, de construirlo y de darle una voz mucho más presente y fuerte a los estudiantes.
Mencionabas que desde el año pasado estás interesado en el activismo del movimiento estudiantil. ¿Participaste del proceso del año pasado? ¿Qué elementos te son útiles para dar esta pelea por la Cátedra?
Sí, yo participé bastante activamente en todo el movimiento del año pasado. Estuve constantemente en la toma de la facultad, en todas las asambleas también, organizando diferentes cosas. Estuve en la Comisión de Cultura que se organizó en la facultad y ¿Qué me llevo? Me llevo que hay muchas ganas de luchar, pero hay que canalizarlas de una forma diferente a lo que hicimos el año pasado me parece. Porque si bien nos organizamos muy bien, creo que faltó un poco de organización con otros claustros, con el claustro no docente, con el claustro docente y con graduados. Si bien los estudiantes somos el claustro más grande, no somos los únicos tampoco y la universidad se defiende entre todos los claustros. Siento que eso es una clave de lo que viene a futuro y especialmente con la catedra Glavich, también siendo que la unión de graduados que ya cursaron la materia, estudiantes que la estamos cursando, y profesores que defiendan esas formas es muy importante.
Para quienes no la cursamos, o quienes no estamos incluso en la carrera de Antropo, ¿cómo es una clase de la cátedra? ¿Cómo funciona?
Claro, a ver, lo más importante de la cátedra, que de hecho no se hace llamar catedra, sino que la palabra cátedra es algo más institucional, precisamente de ahí parte de todo, que ellos no son una cátedra que se diferencia en profesor adjunto, profesor ayudante, nada, sino que es un trato muy horizontal e igualitario entre el equipo de trabajo docente y los estudiantes. Se leen textos, se forman rondas y se debate sobre los textos. Las instancias de evaluación se deciden entre todos. Se decide entre todos cómo vamos a evaluar y se le da mucho peso a la participación estudiantil. Nosotros que estamos cursando, nos hacemos cargo de lo que leemos, nos hacemos cargo de las formas en que nos evaluamos.
Me parece muy interesante porque rompe con todo tipo de lógica del formato de las cátedras e incluso las clases propiamente dichas en toda la UBA. ¿Puede perfilar la Cátedra como ejemplo para hacer otro modelo dentro de la UBA? Si la cátedra apunta un poco a poner en discusión eso, ¿Vos cómo ves esa disputa al interior de la facultad de filo y de la UBA?
Sí, obvio. A mí me parece que esas formas alternativas de entender el conocimiento y de construirlo son parte importante también de defender la educación, que al final es lo que estamos haciendo. Y defenderla significa hacerla de todos y esa es una dinámica que realmente lo logra. Hay mucha gente que piensa que somos la vanguardia de las facultades, pero a veces no se ve tanto eso en la facultad y está bueno que esos espacios que tenemos, como el espacio de la Cátedra Glavich, sean defendidos, porque siempre estamos buscando que la gente esté más contenta con lo que cursa, con lo que lee, que puedan hacer algo más práctico, que puedan entender mejor lo que están haciendo, lo que están viendo. Y si eso se puede replicar en el resto de la universidad, me parece completamente importante y necesario, porque no es un secreto que hay mucha gente que se descontenta con lo que hace, con lo que ven las facultades, con las cátedras tradicionales. Y esta forma de hacerlo diferente es muy importante y hay que defenderla.
¿Qué podemos hacer quienes estamos a disposición de la pelea, en realidad, por otro tipo de producción del conocimiento, más horizontales, y en donde podamos definir todo? ¿Cuáles son los pasos a seguir?