Apremiado como casi nunca antes en el año y con los papeles revueltos, La Natividad-La Dolfina vio peligrar su sueño de ganar la Triple Corona. Al iniciarse el octavo y definitivo chukker, Tomás Panelo, de señorial actuación, colocó a UAE Polo 14-13 al frente. Entonces el equipo de los inagotables recursos técnicos volcó el temple sobre la cancha y logró sacar adelante el complejo desarrollo. Ganó por 16-14 y pasó a la final del Campeonato Argentino Abierto. La protagonizará este domingo frente al vencedor de la zona B, que se definirá este jueves entre La Irenita-La Hache, con el regreso de Pablo Mac Donough, recuperado de la fractura en la clavícula izquierda, y Ellerstina-Indios Chapaleufú.
Sereno, en medio de un clima de festejo y desahogo, Adolfo Cambiaso sintetizó en una frase el motivo del difícil triunfo: “Ganamos con una chispa de locura del Jeta”. ‘Jeta’ es Camilo Castagnola. Y así fue la cuestión, porque al temple se debe agregar una ráfaga del mejor polista de la actualidad. Primero, para conducir una acción colectiva, concluida con su sello: con pases cortos el equipo fue avanzando hasta que el tirador vio despejado el arco y lo partió al medio con un disparo certero. Y luego, gracias a una maniobra individual dotada de su impronta: manejo, velocidad y precisión en el desenlace.
La alianza de los Castagnola y los Cambiaso derivó en un equipo de lujo. Un dream team, reconocido por su valioso repertorio de recursos. Sin embargo, en la calurosa tarde de este miércoles, no le alcanzaba ese rico bagaje y debió apelar al carácter para resolver un pleito complicadísimo. Al rodar la bocha en el comienzo del octavo capítulo, perdía por 14-13 y al sonar la última campana, ganaba, y ganó, por 16-14, “por ese chispa de locura del Jeta”.
Bajo la mirada del presidente de la Nación, Javier Milei, que estuvo en el palco de honor, La Natividad-La Dolfina sufrió lo impensado, pero logró sacar adelante un juego comprometido como casi nunca en lo que va de la temporada. Solamente Ellerstina-Indios Chapaleufú, en una semifinal de Hurlingham en lo que lo forzó a un chukker suplementario, exigió tanto al cuadro de Cañuelas. Más que felicidad, la celebración en los palenques expresó desahogo. Esos dos goles de Camilo Castagnola al cierre liberaron la tensión y aplacaron el sobresalto. Ahora, invicto, el equipo azul y verde procurará a las 94 horas el tercer trofeo de la serie y, con él, la Triple Corona. Se tratará de la final número 29 de Adolfo Cambiaso en el Abierto de Palermo; el legendario polista de cinco décadas llegó a esa instancia en 25 de las últimas 26 ocasiones.
El mejor UAE Polo de 2025 estuvo cerca de la victoria. Zamarreó al dream team. Lo arrinconó contra las cuerdas y estuvo cerca de voltearlo. Pero no lo consiguió. El llanto del joven Lucas Monteverde (n.) al término del encuentro pintaba la desilusión que sentía todo el equipo. “Jugamos mejor casi todo el partido, pero no hicimos los goles que había que hacer”, comentó para LA NACION Milo Fernández Araujo, el coach de UAE, con algo de bronca y lamento.
De todas maneras, el rendimiento de este cuarteto merece un sostenido aplauso. UAE mostró un alto nivel y ayudó a que el partido atrapase a los presentes en el estadio y a quienes lo siguieron por televisión. Con sus armas y su estilo, hizo trastabillar a la poderosa alianza de los Castagnola y los Cambiaso. Es cierto que empezó mal, un poco despistado y corriendo detrás de la bocha. Sin lograr capturarla y cometiendo errores no provocados, que permitieron al equipo de Cañuelas manejar el ritmo y escaparse tempranamente en el marcador. Pero Juan Martín Nero, Pablo Pieres, Tomás Panelo y Monteverde reaccionaron.
Adolfito y el trío fantástico de jóvenes provocaron esa situación. El veterano polista gravitó mucho en el medio juego, coordinando los movimientos del cuarteto. Y el equipo funcionaba como un relojito. Hasta que Pieres y sus socios de aventura aplicaron un cambio táctico que varió el desarrollo: Polito tomó las riendas y Nero se ubicó como número 3, con Panelo asistiéndolo detrás. La jugada estratégica causó un desorden pocas veces visto en el dream team.
Que, para colmo, comenzó a apurarse, a tirar al arco desde lejos y sin puntería. Bajó su porcentaje de efectividad, y UAE se envalentonó y remontó la distancia en el tablero. Igualó en el séptimo chukker y pasó a ganar en el amanecer del octavo. Después, un par de yerros increíbles, de ambos lados, colocó al partido al borde de un ataque de nervios y la victoria se transformó en una moneda que daba vueltas en el aire sin que nadie supiera de qué lado caería.
Compacto del triunfo de La Natividad-La Dolfina
El deporte tiene estas cosas. UAE arañó el sueño de llegar a la final y se le esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, la gloria eterna llama a la puerta de los Cambiaso y los Castagnola. Ellos están a un paso de abrazarla. Es el paso definitivo para llevarse la Triple Corona y que Adolfito, la leyenda viviente, pueda retirarse tranquilo, si lo desea; disfrutando haber hecho realidad hasta los sueños más difíciles de imaginar. Este, de jugar con su hijo y sus sobrinos, era el último.
El crack de Cañuelas, el legendario líder de 50 años y mil hazañas, ya se sentía realizado con la copa de Hurlingham, ganada hace dos meses. Ni hablar cuando le sumó la de Tortugas, cuatro semanas atrás. Y si ahora cierra la tríada con la de Palermo, cartón lleno. Felicidad absoluta. “¿Qué más puedo pedirle al polo?”, preguntó el crack, sabiendo la respuesta.
