Con el overall puesto, vuelo, asegura Marta Minujín, quien lanzó una cápsula de mamelucos, su prenda icónica

La asociación es casi inmediata. Si se piensa en Marta Minujín (81), se piensa en Revuélquese y viva (la premiada instalación de 1964) y en La menesunda (la experiencia multisensorial que presentó en 1965 en el Instituto Di Tella). Se piensa en obras a gran escala, como El obelisco acostado, El Partenón de libros, y en un sinfín de obras atravesadas de color y de originalidad que forman parte de colecciones de todo el mundo, desde el Museo Guggenheim, de Nueva York, hasta el Parque Olímpico de Seúl pasando por el Centro Georges Pompidou, de París. Y, si se piensa en Marta Minujín no hay manera de no pensar en el overall.

En 1965, para la presentación de la performance de La Menesunda, Marta llevó un overall que el sastre de su abuelo Salvador realizó en paño rígido.

De la mano de la creatividad explosiva de la artista argentina, esta prenda histórica –nacida con fines utilitarios– se convirtió en un manifiesto artístico: otra manera de transmitir su individualidad, sus ideas, su arte, su pasión por los textiles y su historia. Particularmente su historia. Porque más allá de ser el “uniforme” con el que Minujín trabaja desde hace décadas, el overall está relacionado con su familia: su abuelo, Salvador Minujín, era el dueño de Casa Minujín, una reconocida fábrica de trajes y de uniformes de trabajo del siglo XIX ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal.

El universo colorido de Marta x 3: silla, lienzo y overall.

ARTE DE DÍA Y DE NOCHE

“Si no trabajo o no invento o no hago nada, no existo. Soy un artista en el aire. Y, con el overall puesto vuelo”, suele repetir Marta Minujín. Aunque muchos no lo sepan, la artista –que estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón– creció rodeada de máquinas de coser, hilos y géneros de todo tipo con los que su abuelo Salvador confeccionaba prendas para, por ejemplo, instituciones como el Teatro Colón. Sesenta años atrás, tras volver de París y de Nueva York, encaró al sastre de su abuelo Salvador y le pidió que le confeccionara una prenda para lucir en la presentación de Simultaneidad en Simultaneidad, un proyecto que realizó con Allan Kaprow en Nueva York. En raso dorado, aquel overall fue un punto de inflexión: a partir de entonces, se volvió su prenda icónica.

En raso dorado, la presentación de Simultaneidad en Simultaneidad en 1966.

Y, entonces, Marta le aportó a la prenda todo el colorido del pop. “A través de los colores, descubrí la alegría, el humor, la diversión… y eso impactó en mi forma de vivir y de vestir también”, ha dicho ella, quien tiene en su vestidor más de 50 diseños que usa para trabajar de día o para ir a eventos top a la noche, todos bien Marta Minujín. “Cada vez que viajo, lo único que llevo son overalls. Mi armario es todo overall; los uso de día, de tarde, de noche”, ha admitido.

Marta Minujín, militante del arte.
La artista, montando el Partenón de libros, uno de sus proyectos a gran escala, en Buenos Aires, en 1983.
En Interhappening, en Nueva York, en 1972.

Convencida de que, con esta prenda, uno se mueve de otra manera, más libre, cómodo y feliz, la artista lanzó la primera colección cápsula en colaboración con Sudestada, el estudio que Gimena Garmendia fundó en 2020. Junto con fulares y pañuelos, los modelos están realizados ciento por ciento en seda, llevan estampados los collages psicodélicos de Minujín y, tal como ella dice, prometen no sólo vivir el arte, sino vestirlo.

Los moldes originales de los mamelucos que confeccionaba el abuelo de Marta estaban guardados en el edificio de San Cristóbal, donde desde el siglo XIX funcionó la fábrica Casa Minujín que Marta convirtió en taller y galería desde los años ochenta.
Las prendas de esta primera colección cápsula de Minujin con Sudestada fueron hechas siguiendo los patrones y las guías de confección históricas de Casa Minujín, una propiedad que siguió en manos de la familia luego de su cierre definitivo. Fue en esa propiedad -que en la década del ’80, Marta transformó en taller y en donde, en 2017, instaló una galería en el primer piso- en donde Minujín y Sudestada gestaron esta primera cápsula.
En el Museo Arte Moderno de Nueva York (MoMa), durante la presentación de la videoinstalación Minucode.
En su vestidor, Marta tiene más de cincuenta overalls. “Cada vez que viajo, lo único que llevo son overalls», ha contado la artista.
“A través de los colores, descubrí la alegría, el humor y la diversión. Eso impactó en mi forma de vivir y de vestir también”, ha dicho Marta, quien -desde chica- estuvo en contacto con el mundo textil. Junto con su familia, ella vivía en el piso de arriba de Casa Minujín, el taller que su abuelo tenía en el barrio de San Cristóbal.
Un outfit bien Minujin: overalls combinados con accesorios, como anteojos oscuros o espejados, collares o pañuelos.
Realizado en seda, este overall en tonos verdes, azules, amarillos y fucsias se llama Soliloquio de Emociones Encontradas y forma parte de esta primera cápsula que Minujín desarrolló con Sudestada. Junto con pañuelos y fulares, los mamelucos estarán disponibles a partir de este mes en la tienda de Malba: los overalls costarán $950.000; los pañuelos, $210.000; y los fulares extragrandes, $250.000.

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