La Natividad venció a La Dolfina en una final de 80 goles y conquistó el Abierto de Hurlingham

La Natividad es el único aspirante a quedarse con la Triple Corona 2024 del polo argentino. En un partido de 80 goles, el quinto de carácter oficial, la organización de los Castagnola venció por 13-12, sobre la hora, a La Dolfina, de los Cambiaso, y se adjudicó el primero de los tres grandes abiertos de la temporada: el de Hurlingham, por The Ayrshire Cup.

Ante un gran marco y enorme expectativa, La Natividad logró un agónico y a la vez justo triunfo, el segundo consecutivo frente a su máximo rival, contando como antecedente la final de Palermo del pasado mes de diciembre. Le costó más de la cuenta. A tal punto que, por distraído, casi lo pierde luego de haber sacado una amplia ventaja: 7-2 en el tercer período. Una amplia ventaja en el resultado y sobre el césped. Pero el equipo se durmió en los laureles después del 9-4. Tras un comienzo arrollador, con su estilo de combinaciones y ataques punzantes, se fue quedando. Indisciplinas mediantes y errores no forzados incluidos, La Dolfina se acercó de a poco, como con timidez, y metiendo penales se arrimó hasta igualar el score, primero, y superarlo por dos tantos después (11-9, es decir, luego de un 7-0), mientras se desarrollaba el caótico séptimo capítulo. Un momento bisagra del encuentro. Porque, inesperadamente, los azules le dieron vuelta el marcador a los verdes y una lesión de Adolfito (desgarro en el isquiotibial) lo sacó de la cancha en el sexto parcial. La incidencia no amedrentó al campeón 2023: por el contrario, lo motivó, lo envalentonó. Sus jugadores apelaron al temple, a la personalidad, todos redoblaron esfuerzos y con la frescura aportada por Gonzalo Ferrari (7 goles), el equipo se rebeló y peleó de igual a igual.

Barto Castagnola no llega a trabar a su primo Adolfo «Poroto» Cambiaso, que anota un gol en plena remontada de La Dolfina; el conjunto azul estuvo muy cerca de una victoria memorable.Santiago Filipuzzi

La Natividad sintió el impacto también y salió del letargo, se sacudió la modorra y volvió al partido. “Nos relajamos”, observó Lolo Castagnola, padre de Barto y Jeta, desde el palenque. “Salimos a dejar todo”, sostuvo Juan Martín Nero. Y empezó otro partido. Mejor, entretenido, de acciones continuas. Más acorde con la jerarquía de los protagonistas.

Unos y otros arrojaron los papeles de las estrategias y los planes al aire, se olvidaron de las precaucio nes y los cuidados y jugaron francamente, con el corazón en la mano. Entonces, el compendio de infracciones, salpicado por algunos destellos de increíble jerarquía individual (Barto, Jeta, Poroto) le cedió su espacio al gran duelo de 80 goles que el público esperaba.

La lesión en una pierna de Adolfo Cambiaso, que impidió que el delantero siguiera jugando; el número 1 quedó cojeando y no está claro que pueda ser de la partida el domingo 13 en el estreno de La Dolfina en el Abierto de Tortugas.Santiago Filipuzzi

Un chukker y medio trepidante, desordenado pero vibrante, emotivo. La Natividad y La Dolfina se abrieron y cambiaron palo por palo, ataque por ataque, gol por gol. La gente ahora sí se rompía las manos aplaudiendo.

La bocha era una moneda al aire y en cada una de ellas que rodaba por el césped, iba atada la suerte del partido, el descenlace. Se volcaba para un lado, se inclinaba para el otro. Lo tuvo La Dolfina con un penal de 60 yardas, se lo perdió La Natividad en un borbollón frente al arco. E instantes después, un disparo cruzado de Pelón Stirling se llevó la última ilusión dolfinera. Porque en la siguiente jugada se definió el pleito. Barto Castagnola se encargó de hacer la salida. No le pesó la responsabilidad ni lo achicó la trascendencia del momento. Tomó la bocha el MVP, encaró a campo abierto y en el momento justo habilitó con precisión de cirujano a Facundo Pieres. El delantero, sumado al equipo a fines de 2022, hizo un movimiento que desarticuló el intento defensivo de Nero y se animó a buscar el arco desde lejos. Confiado y apremiado por el reloj (además, no quedaba mucho de tiempo en general: unos 36 segundos), probó suerte desde unas 80 yardas contra los mimbres del tablero. La pelota iba derecho al gol, con la custodia de Pablo Mac Donough, y cuando la diminuta esfera traspasó la línea de gol, los hombres de verde iniciaron los festejos. Ya no quedaba tiempo para reanudar el juego desde el medio.

Compacto de la conquista de La Natividad

Cae la tarde, llega la noche a Hurlingham y La Natividad festeja un nuevo campeonato. “Lo ganamos con actitud, con carácter. Porque la verdad es que arrancamos bien y después nos distrajimos”, coincidieron los cuatro ganadores con los sacos azules que la organización del torneo los distingue. En el rincón opuesto, La Dolfina mastica bronca y traga frustración. Empezó lejos de la gloria y se quedó a las puertas. El eterno contraste del deporte reflejado en el podio del club más antiguo del país. Allí, donde se subieron los dos mejores equipos del mundo, con los mejores jugadores del planeta. Dos equipos de handicap perfecto que brindaron un partido imperfecto, pero de resolución para recordar.

Barto y Camilo Castagnola se atacan a chorros de champaña y Pablo Mac Donough intenta zafar de la empapada; segunda consagración en Hurlingham para La Natividad, y primera absoluta con su formación de 40 goles de handicap.Santiago Filipuzzi

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