Una multitud se congregó en Plaza de Mayo, y no en Comodoro Py, para mostrar su respaldo a Cristina Fernández de Kirchner, en el inicio de su condena a prisión domiciliaria en la Causa Vialidad.
En cantidad, probablemente sea la principal concentración del peronismo desde que CFK dejó el gobierno en 2015. Vuelve a mostrar la enorme capacidad para copar la calle, lo que le cuesta sobremanera a cualquier otra fuerza política.
Pero cabe preguntarse si la desigual presencia de la dirigencia peronista, en el pico de la efervescencia movilizante, no augura en realidad que la expectativa kirchnerista respecto a la unidad interna en torno al liderazgo de la expresidenta sea apenas una ilusión. O una quimera.
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Por convencimiento o conveniencia, dieron el presente figuras de peso dentro del márketing de la cohesión. Amén de La Cámpora, una obviedad, aparecieron Sergio Massa y su Frente Renovador, Juan Grabois y la UTEP, Emilio Pérsico y su Movimiento Evita, Guillermo Moreno y su ruidoso pero raleado grupo de seguidores.
Mal que le pese al camporismo, Axel Kicillof fue una de las presencias estelares en la marcha, acompañado por varios de sus ministros bonaerenses, embanderados todos en el flamante Movimiento Derecho al Futuro lanzado por el gobernador.
¿Cuánto margen de acción tenía Kicillof para obviar esta convocatoria? Nulo. Más allá de que el mandatario provincial fue siempre muy crítico con la justicia en general y la Corte Suprema en particular, los cortocircuitos graves con Cristina y Máximo Kirchner del último año los pusieron al borde de la ruptura, con el anticipo electoral como excusa.
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El mal clima cristinista con Kicillof, explicitado la semana pasada en la sede del PJ por partida doble, contribuye poco a que esas diferencias queden de lado. Ciertos gestos en la concentración de hoy, tampoco.
Sin embargo, en este momento de máxima sensibilidad peronista, el gobernador bonaerense intuye que debe extremar en esta etapa los cuidados para evitar que sus movidas autónomas sean percibidas como una traición mayor, con CFK presa y sin poder ser candidata. ¿Hasta cuándo durará esta tregua? ¿Se viene la rendición, la coexistencia o la rebeldía?
Otros gobernadores e intendentes del Conurbano tuvieron menos pruritos y pegaron el faltazo, que trataron de suplir con posteos solidarios convencionales por redes sociales. Ni hablar de la CGT, que ni siquiera convocó al acto y dio libertad de acción a los gremios que la componen para asistir o ausentarse. Ni lucha, ni vuelta.
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Habrá que ver en este nuevo ajedrez qué deseo tiene más chance de cumplirse, una vez que el corpus peronista deje de estar en carne viva. Si la centralidad de Cristina se recarga y es eterna, como parecen pretender ella y La Cámpora. O se abre una etapa de renovación, en la que el kirchnerismo queda como actor de reparto más.
La marcha de hoy puede brindar algunas señales al respecto. Masividad social con convocantes desteñidos, que conforman un núcleo duro que ya les gustaría tener a otros sectores.
Igual, convendría no apurarse a dictar sentencias. Para ningún lado. En la política argentina nunca se sabe. Y menos en estos tiempos.
cp